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GUADALAJARA, Jal; 30 de abril de 2018.- Pero mira qué bebé tan bonito! Todo gordito y pachoncito! Suele ser el tipo de comentarios que se hacen ante un pequeño con piernas y brazos robustos así como abundantes cachetes, antes se creía que era la imagen de un niño sano, hoy sabemos que es todo lo contrario.
Hace dos años la Secretaría de Salud Federal lanzó una alerta, los índices de obesidad y sobrepeso de 72 por ciento de prevalencia y en consecuencia de diabetes en los mexicanos están alcanzando niveles históricos y alarmantes, lo cual calificó de un grave problema de salud pública, y los niños mexicanos no están exentos de ello.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino de 2016, el 33 por ciento de los niños de 5 a 11 años ya presentan este problema, mientras que en el grupo de los 12 a los 19 años son el 36 por ciento, es decir, más de uno de cada tres niños mexicanos son obesos o tienen sobre peso, y en el caso de Jalisco estamos por encima de la media nacional con un 40 por ciento de los menores que enfrentan este problema de salud.
Según la información de la Estrategia Estatal para la Prevención y Control del Sobrepeso y la Obesidad y la Diabetes en el estado de Jalisco, este problema no se ha controlado porque la mayoría de los menores no consumen suficientes frutas y verduras.
Los pésimos hábitos alimenticios, el desconocimiento de la comida saludable, los mitos y un ritmo de vida que genera sedentarismo han provocado que tanto adultos como menores nos encontremos en uno de los momentos de mayor obesidad y sobrepreso que se recuerden en la historia, ocupamos el nada honroso segundo lugar a nivel mundial después de Estados Unidos, pero el primer lugar en cuanto a obesidad infantil, lejos quedaron los tiempos en que los niños salían a jugar a las calles y ahora prefieren permanecer en casa ante una pantalla de televisión o de computadora.
En Jalisco se han intensificado y diversificado las acciones preventivas para la obesidad infantil, en el último año se intervino en 100 escuelas con foros y talleres de promoción de hábitos de vida saludables así como el rescate de la cultura alimentaria tradicional.
Si bien México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil, esta problemática no se presenta del mismo modo en todo el territorio nacional, siendo los estados más al norte, por la influencia de la comida de Estados Unidos, los que tienen los números más altos, y en el caso de Jalisco, nos encontramos por encima de la media nacional con un 40 por ciento de prevalencia, la razón la explica el Médico Pediatra de la Clínica de Obesidad en Niños y Adolescentes de la División de Pediatría del Hospital Civil de Guadalajara Juan I Menchaca, Enrique Romero Velarde.
“Los estados más al norte que tienen más influencia de los estilos de vida de los Estados Unidos de América, por ejemplo, y ahora algunos estados como Colima, como Aguascalientes, como Jalisco, de aquí del centro del país, somos los que tenemos las cifras más elevadas de sobrepeso y obesidad, pues pueden ser factores culturales y el estilo de vida, el estilo de vida incluyendo lo que comemos y cómo nos movemos, que se ha modificado y representa que los niños consuman un poquito más de energía y gasten menos energía, siendo que en los estado del sur de la República es al revés, aunque también la prevalencia de sobrepeso y obesidad, como todavía hay comunidades más marginadas, hay más desnutrición todavía en aquellas comunidades, aunque también tienen sobrepeso y obesidad, pues seguramente son factores culturales relacionados con su estilo de vida”.
Una investigación del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, a cargo de la doctora Ericka Martínez López, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, demostró que cerca del 27 por ciento de los mexicanos nace con polimorfismo, es decir, una variación en la secuencia del ADN, específicamente en el gen Fabp, el cual se relaciona con la captación de ácidos grasos, que combinado con otros factores como la mala alimentación pueden ocasionar enfermedades como obesidad y diabetes tipo II.
El también profesor investigador en el Instituto de Nutrición Humana de la U de G, Romero Velarde, coincidió con este dato, lo cual afirma que debe prender las luces de alerta en los mexicanos para que entendamos que aunado a nuestra carga genética, si conservamos los malos hábitos alimenticios y de sedentarismo estamos en el camino directo para ser diagnosticados con Diabetes, agrega que tampoco las autoridades de todos los niveles han hecho lo suficiente para prevenir este problema que lleva más de 25 años.
“Que los gobiernos federal, y seguramente estatal, han hecho esfuerzos a través de programas, está el programa de Escuela Saludable, por ejemplo, que trata de mejorar la alimentación de los niños, de promover más actividad física, educar a los niños, y otras acciones que son muy importantes, pero esos programas acaban por no llevarse en forma completa, y entonces ahí, yo no creo que sea de buscar culpables, pero seguramente el gobierno debe de hacer un poco de más presión, las escuelas deben de también tomar su papel y modificar esto, no dejamos de tener tienditas dentro de la escuela que son importantes para el propio centro escolar, que venden productos no saludables para los niños”.
Agregó que mientras no se haga labor en equipo entre autoridades, escuelas, padres de familias y los mismos menores para combatir los malos hábitos, mientras sea más sencillo comprar lo que se tiene al alcance de la mano en la tiendita de la esquina, de nada servirán estudios, programas y políticas públicas para reducir los índices de obesidad infantil.
La Clínica de Obesidad en Niños y Adolescentes se encuentra en el Hospital Civil Doctor Juan I Menchaca, las consultas son los miércoles y jueves, el doctor Enrique Romero Velarde hace un llamado a los padres de familia a acudir a atender a sus hijos antes de que el problema de obesidad o sobrepeso sea mucho más grande y complicado.
“Un mensaje muy importante vigilar el crecimiento y desarrollo de nuestros niños, no dejar de acudir a nuestro centro de salud, con nuestro médico familiar, con el pediatra, con el nutriólogo, con quien ustedes gusten, por lo menos en forma anual después de los dos años para poder registrar cómo va el crecimiento y la ganacia de peso de sus niños, porque hay un momento en que estos niños que ahora tienen obesidad moderada, pero algún día estuvieron con sobrepeso nada más, entonces, nadie les hizo caso, no se les nota mucho y se fue para adelante ¿no?, entonces, la vigilancia continua es lo que nos pudiera ayudar a identificar en forma oportuna y prevenir este tipo de causas que ahora nosotros vemos acá”.
Si existen niños con obesidad y sobrepeso en México que corren un grave riesgo de padecer diabetes a temprana edad disminuyendo su calidad de vida, lo cual se está incrementando de manera alarmante, es completamente por culpa de los padres, por los malos ejemplos, malos hábitos heredados y porque no hay un esfuerzo por mejorar la salud de nuestra infancia, advierte la nutrióloga, Estibaliz Delgado Carrasco.
“La culpa número uno de los problemas de obesidad y sobrepeso en nuestros niños somos nosotros los papás, tenemos el 100 por ciento del cargo de la responsabilidad, un niño no tiene la capacidad de poder hacerse su comida, un niño no tiene la capacidad de ir a comprar su comida, y de repente uno le echa mucho la culpa a la herencia: es que si papá y mamá son gorditos, el niño va a ser gordito, está comprobado y hay estudios que lo corroboran, que si papá y mamá son gorditos por sus pésimos hábitos alimenticios, pero el niño come bien, el niño jamás va a presentar un problema de obesidad”.
Si bien es cierto que la escuela, los compañeros, los profesores, los vecinos, y hasta la televisión influyen en lo que comen los niños, es el ejemplo desde los hogares, lo que ven que se consume y prepara en casa, lo que determina lo que harán el resto de su vida, Estibaliz Delgado afirma que no es un pretexto válido el decir que ambos padres trabajan.
“Papá y mamá ya trabajamos, ya tenemos ritmos de vida, se entiende, tenemos que salir a ganar dinero, pero ahora ya estamos dejando que los niños ya es el dinerito, ya les damos el dinerito para que se compre el lonche, le damos el dinerito para que haga esto, para que haga lo otro, entonces el niño, en su inocencia, en su falta de madurez, obviamente no va a ir a comprar una ensalada con pollo, el niño va a ir y va a comprarse una cochinadita para que le alcance también para el pastelito, le alcance también para la papita, entonces, ahí es donde se va haciendo este círculo vicioso”.
Es común pensar de manera errónea que nos sale más caro preparar en casa los alimentos que se enviarán a la escuela, y por ello preferimos comprar lo que se pueda en la tiendita de la esquina, lo cierto, es que por barato, entre un pan y una bebida nos gastamos 15 pesos por niño, si son dos niños y 5 días a la semana, tuvimos que desembolsar al menos 150 pesos cada semana, es decir, 600 pesos al mes.
Si por el contrario, vamos a un mercado y compramos fruta de temporada, como papaya, naranja, mandarina, aguacate, verduras como lechuga, nopales, jitomate, papa y zanahoria, más jamón y queso en la cremería, y finalmente una pieza de pan artesanal, tenemos los necesario para preparar los lonches de toda la semana de manera saludable, no sólo para dos niños, sino para toda la familia y hasta alcanza para un garrafón de agua con el que podemos rellenar los cilindros y evitar los refrescos azucarados, todo, con los mismos 150 pesos.
Estibaliz Delgado advierte que en promedio, los niños mexicanos destinan hasta 40 horas a la semana para ver la televisión, o estar frente a una computadora, lo que genera inactividad, muchas veces acompañado de un refresco que contiene grandes cantidades de azúcar que es la principal causa de la obesidad, ¿pero qué podemos hacer?, ¿es caro y complicado generar una alimentación sana?
“Si tú le das a tu niño en la mañana dos taquitos de frijolitos, con un plátano, y con un vasito con leche, no te gastaste casi nada en esa comida, en la tarde, si no tienes para carne, si no tienes para pollo, le puedes hacer nada más un huevito revuelto con nopales y sus dos tortillitas, o su sopita de arroz y alguna agua fresca de alguna fruta de temporada, le diste una comida balanceada, y en la noche le das al niño su quesadilla, a lo mejor con algo de salsita de verduritas y le das a lo mejor un poquito de yogurth o le das un poquito de arroz con leche, resulta que le hiciste otra comida balanceada, y creo que no dije nada que fuera estratosférico”.
Si tenemos niños obesos, tendremos adultos enfermos, personas cuya expectativa de vida futura se reduce en varios años, y peor aún, con padecimientos que harán su existencia nada grata, es por ello que desde hoy se tienen que realizar cambios drásticos en la familia y en toda la sociedad, advirtió la especialista.
“Porque la obesidad es la madre de absolutamente todas las enfermedades, físicas y psicológicas, ¿eh?, no solamente las físicas, porque un niño obeso es un niño que crece con inseguridades, es un niño que crece con múltiples transtornos y es un futuro niño que no va a tener fortaleza física y mental para poder salir adelante en este país tan difícil”.
Estibaliz Delgado garantiza que si desde pequeñitos enseñamos a los niños buenos hábitos en su alimentación será un comportamiento que conservará para toda su vida y nunca va a cambiar, es por ello que queda en nuestras manos decidir qué generaciones futuras queremos, sanas, plenas y felices, o enfermas, débiles y frustradas.