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CIUDAD DE MÉXICO, 27 de septiembre de 2018.- El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó que cirujanos del Centro Médico Nacional (CMN) La Raza colocaron, de manera exitosa, el tercer corazón artificial.
En un comunicado detallaron que el beneficiario fue Enrique Uribe Borrego, de 58 años de edad, quien ya había sufrido antes una embolia, un infarto y le fue realizada una traqueostomía, dandole una nueva oportunidad de vida.
El doctor Guillermo Careaga Reyna, director general de la unidad médica de alta especialidad, Hospital General Gaudencio González Garza, dirigió el equipo de 40 especialistas, entre cirujanos, anestesiólogos, perfusionistas e intensivistas, y se contó con la supervisión técnica de médicos expertos de otros países.
Al derechohabiente del IMSS se le implantó un sistema de soporte ventricular izquierdo, modelo HeartMate, versión 3, tecnología de última generación de origen estadounidense.
El dispositivo es una máquina de aproximadamente 10 centímetros de diámetro, que extrae la sangre del ventrículo izquierdo y la expulsa haciendo las funciones del corazón.
El equipo de bombeo se aloja dentro del tórax del paciente y lo único que tiene hacia el exterior es un sistema de enlace al equipo eléctrico, que el paciente conecta a la corriente durante la noche mientras duerme, en tanto que en el día puede desplazarse a cualquier parte, ya que el dispositivo se conecta a baterías de larga duración que transporta con él.
El especialista detalló que técnicamente la colocación del dispositivo es sencilla y eso facilita la recuperación del derechohabiente; es pequeño y queda dentro de la cavidad pericárdica, a diferencia del modelo anterior, que requería que se fabricara una bolsa en la pared del abdomen para depositar parte del equipo.
Desde hace dos años el paciente padecía cardiomiopatía dilatada -enfermedad en la que el corazón crece y disminuye la capacidad para bombear sangre al cuerpo-, por lo que se encontraba en lista de espera como candidato a trasplante de corazón. Sin embargo, debido a que su grupo sanguíneo, O negativo, es muy difícil de encontrar, tenía pocas posibilidades de acceder a un trasplante.
Ante ello, se determinó implantarle el soporte ventricular que en algunos pacientes se coloca de manera temporal en lo que esperan una donación, pero en el caso de Enrique Uribe Borrego le fue instalado como única opción para mantenerlo con vida, debido a la incompatibilidad de su tipo de sangre.
El especialista agregó que el HeartMate, versión 3, es un equipamiento de alto costo que no se puede implantar en todos los casos; tiene que ser a un paciente muy bien evaluado y pasar por una serie de pruebas para asegurar que el beneficio que se obtenga sea el esperado.
En el marco del Día Mundial del Corazón, que se conmemora el 29 de septiembre y a dos semanas de ser dado de alta, Enrique Uribe agradece al Seguro Social haber recibido el corazón artificial, pues está consciente que solo le quedaban unos meses de vida y la posibilidad de un donador de corazón con su mismo tipo sanguíneo, se hacía cada vez más lejana.
Enfatizó que fue difícil para él y su familia tomar la decisión de optar por este dispositivo, debido a todos los problemas que había padecido antes de la cirugía; hoy reconoce que fue la mejor alternativa que tomó para recuperar su salud.
La primera vez que en el IMSS se colocó un corazón artificial fue el 14 de noviembre de 2012, en el Hospital de Cardiología del CMN Siglo XXI, por el equipo encabezado por el doctor Moisés Calderón Abbo, cuyos integrantes implantaron con éxito el dispositivo de asistencia ventricular al derechohabiente José Salvador Pérez, de 68 años de edad, quien padecía insuficiencia cardiaca terminal. Falleció en 2016 a causa de una infección.
El 17 de julio de 2017, el mismo grupo de especialistas del Hospital General del CMN La Raza que colocó el tercer corazón artificial, también implantó el HeartMate, versión 2, a una mujer de 68 años, la señora Victoria Aguilar, quien padecía cardiomiopatía isquémica; debido a su edad y a varios infartos previos, ya no era candidata a un trasplante del vital órgano.
Al día de hoy, 14 meses después de la cirugía, la derechohabiente continúa con buena calidad de vida.