Pedro Haces, líder de la CATEM
¿La escasez de gasolina en algunas poblaciones del Norte y Centro del país fue artificial? ¿Pudieron provocarla desde PEMEX? ¿Fue una represalia contra la presencia militar en sus instalaciones?
La única certeza que podemos tener es que el “huachicoleo” no existiría sin complicidad de empleados de PEMEX. Que no se trata de un robo común, de algo que se hace al “picar” una tubería. Su complejidad técnica implica, forzosamente, la participación de especialistas que, además, tienen conocimiento directo sobre lo que sucede en los ductos.
El bombeo de gasolina en los ductos de PEMEX es, siempre ha sido, supervisado.
Por lo tanto, todo nos lleva a su participación en este delito.
“Había una actitud de complicidad plena al interior de PEMEX, y eso es lo que estamos corrigiendo” declaró López Obrador hace pocos días.
Las perdidas por el robo de gasolina son brutales. Se habla de 60 mil millones de pesos cada mes, y tal vez se estén quedando cortos en esta cifra.
Lo que no puede negarse es que el gobierno de López Obrador comenzó a cambiar esta realidad. Por varias vertientes, una de ellas la presencia militar en las instalaciones de PEMEX, donde antes no se les permitía estar.
Otra la reactivación de investigaciones sobre este delito, que llevan a ordenes de aprehensión que no se habían buscado.
El presidente Peña Nieto envió a Pemex, como premio a su lealtad, a su jefe de escolta, a quien después ascendería a general, a Eduardo León Trawitz.
A quien no se atrevían a contradecir en la Sedena. ¿Qué responsabilidades tiene en estas complicidades de las que habla López Obrador? Muchas investigaciones podrían comenzar con su nombre.
Los empleados de Pemex que están en áreas relacionadas con los ductos y el flujo de las gasolinas deben estar muy especializados, sin embargo, rotarlos o cambiarlos sería altamente provechoso para romper los círculos de impunidad.
¿Va a ser lenta la distribución de gasolina en pipas? Supongo que es una medida de emergencia frente a un problema gravísimo de corrupción. Y que, si no hay gasolina donde se la están robando, se termina de manera tajante con el problema. Es algo que tenía que hacerse y que, seguramente, se seguirá haciendo con algunas otras políticas para que no haya desabasto.
¿Qué queremos? Porque esa es la verdadera interrogante. ¿Queremos a cualquier costo no tener la mínima molestia? ¿Queremos que sigan robando nuestra gasolina en los ductos? ¿Queremos que el “huachicol” sea un negocio de políticos corruptos que tiene protección de autoridades y que comienza en las oficinas de PEMEX?
¿Cómo se termina con la corrupción? Supongo que reconociendo su origen. Y, de inmediato, con toda la fuerza del Estado, acudiendo a ese origen a, literalmente, cerrar las llaves.
Habrá que esperar, que pedir en su caso, que se endurezcan las leyes para quienes distribuyen y venden esta gasolina robada. Para las gasolineras que se abastecen de los ladrones. Y también para quienes, a sabiendas, la compran. Todos parejos.
Ya tenemos lo que no había: Decisión política…
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