La Constitución de 1854 y la crisis de México
Nuestro país se ha convertido en una inmensa fosa clandestina, las cifras conocidas hoy, nos llenan de horror y preocupación.
Se estima que hay 40 mil personas desaparecidas, más de mil 100 fosas clandestinas y 26 mil cuerpos sin identificar en los servicios forenses.
Lo anterior es muestra innegable de la magnitud de crisis humanitaria que vivimos y de la violación a los Derechos Humanos que estamos enfrentando no solo en Michoacán, sino en todo el país.
Para atender el problema, el gobierno Federal anunció la creación de un plan para prevenir y combatir la desaparición forzada y de una Comisión de búsqueda que atenderá el gravísimo asunto.
Es un hecho que sin la participación de las familias de las víctimas, no se podrán implementar leyes adecuadas para castigar estas desapariciones que enlutan miles de hogares en nuestro país.
En Michoacán, son más de mil 700 carpetas de investigación que se han integrado en los últimos 12 años oficialmente, pero organizaciones sociales dicen que esta cifra es engaños, ya que muchas familias de las víctimas no denuncian, por lo que esta cifra habría que multiplicarla por tres, lo que arroja 5 mil 100 personas desaparecidas.
Según versiones de testigos y evidencias periodísticas, en la región de Tierra Caliente existen cientos de fosas clandestinas que no han sido descubiertas, pero que son del dominio público.
Si las autoridades iniciaran las investigaciones correspondientes en esa vasta zona azotada por la violencia desde hace varias décadas, los resultados seguramente serían escandalosos.
Esperamos que las políticas públicas que implementa el gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la materia, defina los procedimientos para la búsqueda, localización e identificación de personas desaparecidas así las acciones para prevenir este delito que tanto lastima y daña a la sociedad.
Pero lo más importante, sancionar a los responsables de estos delitos y terminar con las redes de complicidades que existen en los tres órdenes de gobierno.
Ya es hora de entregar sus cuerpos a sus familias y enterrar dignamente a nuestros muertos.