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MORELIA, Mich., 15 de septiembre de 2019.- Doña Belén ya ve su tragedia con un sentido más de humor, hasta filosófico, se diría. “Aquí sigo, de pie, aunque sea con uno bueno y uno postizo”, bromea con los reporteros, mientras suelta la carcajada. Belén Zavala es una de las sobrevivientes de aquella noche trágica del 15 de septiembre de 2008. Aún recuerda: “brincaba como pollo muerto, con una pierna desquebrajada y aventando chorros de sangre”. También menciona que esa noche, la noche de los granadazos que marcó al país en uno de los atentados terroristas más crueles y sin sentido de que se tengan memoria en la vida contemporánea del país, la zona de impacto fue sazonada con un fuerte olor a carne quemada. “Fue una cosa muy inesperada. Nosotros acudimos, como cada año, a presenciar el Grito. Estábamos muy a gusto, y mientras más espacios se abrían, más nos introducíamos”, detalla. Doña Belén, quien ahora porta una prótesis, explicó que aparte de perder su pierna, también perdió el conocimiento. Fue hasta el hospital, donde se enteró de la tragedia y que había sido una de las más de 130 víctimas de las detonaciones de la plaza Melchor Ocampo. La sobreviviente le pone entusiasmo a su propia desgracia. Ni se amilana ni se acongoja por la pérdida de su extremidad. Por el contrario, con un solo pie se vale para labores domésticas como la cocina, lavar trastes, asearse. Autosuficiente, pues. Se muestra agradecida, porque aún está con vida. Han pasado 11 años de la tragedia y doña Belén amenaza con aventarse otros 11 más.