La Armada de México es un baluarte de libertad: Claudia Sheinbaum
CHILPANCINGO, Gro., 21 de marzo de 2017.- Desde las 6:00 horas de la mañana, visitantes a bordo de autobuses y autos particulares comenzaron a llegar a la zona arqueológica Tehuacalco, para recibir el equinoccio de primavera y cargarse de energía.
Al filo de las 7:50 horas salió el invitado de honor, el sol, ese que trataba de ocultarse en el cerro y que tenía con muchas ansias a todos los espectadores. Desde el primer momento en que el astro rey apareció en el firmamento, los asistentes explotaron en algarabía y sonrisas, para de inmediato levantar ambos brazos y así iniciar el rito.
Con gritos, bailes y música prehispánica, los danzantes comenzaron la celebración, la cual crecía a cada segundo, motivaba y contagiaba a todos los presentes.
Fueron 10 intensos minutos de carga de energía positiva, en los que algunas personas aprovecharon para liberarse de las malas vibras, mientras otras pedían al cielo. Otras más agradecían a sus ancestros, y otras simplemente observaban al sol y las maravillas de la zona arqueológica.
Los rituales comenzaron a las 8:00 horas, con la colocación de un altar a los dioses de la cultura yope, para después hacer círculos con pétalos de rosas, los cuales marcaron el límite entre el área de los danzantes y los espectadores.
El tambor inició su trabajo y con el primer golpe, todos comenzaron a bailar. A las percusiones se le sumó el sonido hecho al soplar un caracol tan enorme, que sobrepasó la mano del músico y tapó gran parte de su rostro.
Después de dos bailes, los danzantes solicitaron a los miles de visitantes que se unieran a la coreografía y participaran, como parte de la integración para elevar la buena vibra entre todos.
Los niños y los adultos mayores fueron los que más gritaban, bailaban y festejaban el inicio de la primavera. Asimismo, otro grupo de danzantes y personas vestidas de jaguares comenzaron con sus de limpias, rezos y observar el sol a través de los dedos; lo que originó una larga fila entre los visitantes.
Las pirámides fueron custodiadas por personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, así como por agentes de la Policía Estatal, quienes impidieron que las personas las escalaran, caminaran sobre ellas o simplemente se sentaran encima.
En tanto, las afueras de la zona arqueológica se convirtieron en un tianguis, gracias a todos los vendedores ambulantes que ofrecían desde agua embotellada, refrescos y aguas de sabor, hasta tamales, tacos y frituras.
Otros atractivos del lugar fueron una exposición de fotografía, unos salones con animales disecados e información de un zoológico ubicado en Chilpancingo.
El director general del DIF estatal, Francisco Solís Solís, informó que la celebración se realiza desde hace 10 años, y que fue iniciada por la presidente del patronato Mercedes Calvo, con el objetivo de que más guerrerenses conozcan la zona arqueológica de la cultura yope.
“Viene gente de muchos lugares, van a realizar algunas danzas y el motivo es que conozcan Tehuacalco, ya que es un lugar hermoso. Hace un año vinieron más de cuatro mil personas, esperamos que este año sean más, la gente está contenta y lo mejor es que cada año viene mucha gente por primera vez y ya después vienen año con año con toda su familia”, concluyó el director del DIF.