Gobernadora impulsa y promueve la cultura de Tlaxcala
¿A qué hora del día nos duele más la vida?
Decimos soledad por no decir “qué frío”,
decimos “voy contigo”, para quedarnos solos.
Juan Bañuelos
El pasado 29 de marzo una lamentable noticia aturdió a la comunidad literaria del país, uno de los poetas más importantes de nuestra lengua se había ido, Juan Bañuelos, el poeta chiapaneco nacido en el año de 1932, el autor de El espejo humeante, premio nacional de poesía Aguascalientes en 1968.
Las redes sociales fueron las principales en informar la noticia, después las notas periodísticas, los pésame institucionales, los poemas compartidos en facebook, era cierto, no había duda, uno de los poetas que más significado tenía en mis lecturas se había ido. Hablo desde mi lectura ya que no tuve el gozo de conocer a Bañuelos en persona, a pesar que fue residente por varios años en el estado de Tlaxcala, donde impartía clases en la universidad estatal, el tiempo no me hizo coincidir a sus famosas cátedras.
Me entusiasmaba que alguien de su importancia en el mundo de las letras anduviera por las mismas calles que yo, que comprara libros, tal vez, en la misma librería de los portales. Otro de los motivos que me hicieron valorar su obra fue la trascendencia que tuvo como maestro (o mejor dicho, iniciador) de poetas en el estado, convirtiéndolo en maestro de mis maestros, creador de las primeras generaciones de poetas en Tlaxcala.
Sus talleres motivaron a los entonces estudiantes de letras y curiosos de otras disciplinas a escribir, publicar y amar la poesía. Su paso por Tlaxcala fue decisivo para generar escritores; darle voz a la tierra de los silencios azules, como mencionaba Miguel N. Lira, lugar tranquilo donde escribir parecía algo lejano; era frecuente escuchar algunas anécdotas de sus clases, todas ellas emergidas de alumnos y amigos que sin duda permanecían agradecidos por el tiempo compartido con Bañuelos.
Por eso creo que su partida nos duele tanto, porque estuvo tan presente en la prematura literatura tlaxcalteca, siempre referente necesario; leer El traje que vestí mañana como un clásico, escuchar compañeros estudiantes de literatura hablar de su tesis sobre Juan Bañuelos, cómo no disfrutar su obra si a cada momento se mencionaba, cómo no leerlo si a cada verso uno encontraba los motivos para quererlo tanto.
El jueves 30 en la facultad de filosofía y letras de la UATx, las autoridades universitarias rindieron un merecidísimo homenaje al poeta catedrático. Quienes compartieron aulas con él hablaron de su experiencia laboral y de amistad, algunos alumnos leyeron sus poemas; inundaba melancolía en los salones, parecía que los pasillos también lo recordaban, parecía que comenzaba a dolernos más la vida. La Universidad Autónoma de Tlaxcala le otorgó el Doctorado Honoris Causa y en el marco del IV Encuentro de Literatura Hispanoamericana , en 2008, fue el homenajeado que convocó dicho encuentro.
Decir más datos de Bañuelos sería reiterativo, bien sabido es el lugar que posee en las letras mexicanas: su labor como tallerista y formador de generaciones de poetas a lo largo de la república, su interés por la lucha social, su amor a la palabra, su constante labor creativo que mereció a lo largo su vida numerosos premios.
Nos dejó su obra. Sus palabras para aquellos que sólo nos toca conocerlo como poeta, los cielos silenciosos de Tlaxcala seguirán sonando a sus poemas, como dicta uno de sus versos, “Ha de volver para cantar de nuevo”. Cantaremos sus poemas para traerlo siempre, en esta tierra que tanto recibió de él, seguiremos agradecidos por su legado.