Soy una mujer de causas y de lucha: Ana Lilia Rivera
MORELIA, Mich., 22 de marzo de 2020.- Federico Berrueto revalida su escepticismo en torno de la reelección de diputados, pues entre otros riesgos implica que haya financiamiento del narco en las campañas. En charla con Quadratín a partir del artículo Crimen en medio de la tragedia que publicó este domingo en Milenio, el líder del Gabinete de Comunicación Estratégica también aprovecha para señalar el caudal de yerros cometidos por Yeidckol Polevnsky a su paso por la dirigencia de Morena.
PRÁCTICA INSANA
—Veo que no crees en la reelección. Casi todos los países la tienen. Son una minoría los que no están de acuerdo en México. ¿Cuáles son tus reservas?
—Efectivamente, era una virtud del sistema político mexicano no tener la reelección consecutiva de legisladores y alcaldes y prohibición para cualquier tipo de reelección para el Presidente, gobernadores y jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Las reglas se cambiaron y ahora sí pueden reelegirse alcaldes y legisladores. En el caso de los alcaldes se justifica y sólo por una sola ocasión. Tres años es muy poco tiempo, sobre todo para las grandes ciudades. Quizá lo mejor era elección cada cuatro años sin reelección, como lo tenía Coahuila, pero eso va en contra de la tendencia de unificar elecciones cada tres años. En fin, quizá para alcaldes, no para legisladores. Si vemos en Estados Unidos, la reelección ha llevado a que los legisladores estén muy condicionados por los factores que inciden en el voto, especialmente el dinero. En EU es abierto el juego, esto es, uno sabe quién paga y esa información la tiene el votante. En México no sabemos quién paga; el dinero debajo de la mesa es considerable. Los alcaldes están condicionados por quien paga y eso significa que hay dinero bueno, malo y sucio en las elecciones. El dinero bueno es el que proviene de las fuentes legales, el sucio el que se desvía de los recursos públicos, y el malo es el financiamiento para la corrupción o lo que es peor, el dinero que proviene del crimen. Está sucediendo y la reelección agrava el problema. Que en otros países exista eso no es virtud. No es argumento válido. En todo caso hay que preguntarse si en México es sano que haya reelección. Soy de los que piensa que no. El voto es muy imperfecto para creer que con eso se empodera al ciudadano para tener mejores autoridades. Lo que hacemos es que quien gobierna, al privilegiar su reelección no trabaja en función del interés general sino de los factores que pueden ayudarle a reelegirse.
—¿Crees que es muy grave que la mayoría de la Cámara haya decidido por llenar el vacío legal para que ellos puedan reelegirse con reglas claras?
—Es lo que ellos dicen, que era para atender una resolución de la Corte. Si los legisladores pueden hacer campaña desde el encargo se presentan dos problemas: uno señalado por el Presidente, que es el del uso de los recursos públicos para campaña. Si el candidato cobra del presupuesto público que no sean las prerrogativas de los partidos, no hay de otra, hay desviación de recursos. Además, sus colaboradores, si cobran también en el gobierno o en la Cámara también desviarían recursos públicos. El otro inconveniente es que el cargo será utilizado para complacer a los factores de poder que influyen en la campaña, especialmente el dinero. Recordemos los moches en el pasado, que no era más que tráfico de influencia. Los diputados gestionaban obra pública en sus distritos, pero con empresas recomendadas por ellos o por sus jefes, un caso evidente de corrupción. Imagínate que en determinado distrito hay un criminal con mucho dinero y requiere que el diputado le ayude para sus fines criminales como pudiera ser protección, recomendación en el Poder Judicial Federal o ante los funcionarios locales de la Fiscalía, sólo como ejemplo. El capo estaría dispuesto a pagar cantidades millonarias en dólares -que las tienen- con tal de blindarse de la aplicación de la ley. Diputados al servicio del narco y más si están en el cargo. Se está dando en México, como se ha dado en otros países cuando el narco cobra relieve.
—¿Sí piensas que es muy grave la crisis en el partido de López Obrador?
—Es muy grave. Creo que López Obrador dejó correr las cosas innecesariamente. Bertha Luján, una señora con ideología, de confianza total de López Obrador, con una trayectoria intachable debió ser la dirigente del Movimiento. Si la idea de López Obrador es que él no se debe meter en los temas de partido, estimo que está equivocado. Él es el factor más relevante en el movimiento. Él puede participar en la medida en que no se involucre en las elecciones. Allí sí se puede decir que todos los jefes de gobierno participan en mayor o menor grado en la actividad del partido que los llevó al poder. Eso no tiene nada de ilegal o inmoral. El peor pecado de Yeidckol no solo fue el empoderar en Baja California al grupo más nefasto que haya habido en la política y echar del partido a los mejores como es Jaime Martínez Veloz. Lo peor de Yeidckol fue no crear partido, esto es, darle un programa ideológico y político más allá de un gobierno, una estructura territorial y de representación a manera de darle vida al partido más allá de su estancia en gobierno o de la voluntad de López Obrador. Fue un error monumental porque se perdió un tiempo irrepetible. Ahora hay caos en el partido y ya no hay tiempo porque pronto la prioridad será la elección de 2021. Todo partido es guía política y ética para los gobiernos a los que da origen, en el caso de Morena no hay guía alguna, los alcaldes están gobernando muy mal, son los peores. De los gobernadores algunos van bien, como los de Tabasco y Chiapas, otros son verdaderamente un desastre, como el de Veracruz, y en cierta medida, porque no es de Morena, pero sí le debe a Morena el triunfo, Cuauhtémoc Blanco. Que los diputados, sin consulta con el gobierno, ni con el partido, no con nadie, hayan pretendido madrugar para asegurar un cambio legal a modo en medio de la peor crisis del país y la mayor de López Obrador, demuestra no sólo la ausencia de autoridad en el grupo gobernante, sino que desde ahora prevalece el oportunismo y es de pronóstico reservado lo que venga cuando el Presidente ya no tenga la fuerza de los primeros años. Desde ahora la sucesión presidencial se anticipa una guerra interna que acabará en la fragmentación y en la rebelión. Está cantado.
DELGADO Y MONREAL
—¿Debieran estar sesionando las cámaras? —El momento del país es muy crítico.
Lamentablemente los legisladores tienen responsabilidades qué cumplir en estas horas, y lo digo lamentablemente, porque esto va a contrapelo de la recomendación del distanciamiento social. Debe encontrarse una fórmula para conciliar la representación, la salud de ellos y la tarea que les corresponde.
El pleno funciona de acuerdo con los términos de la Constitución la que determina las sesiones ordinarias de las Cámaras, pero también hay una Comisión Permanente que debe actuar, además de las Comisiones de Dictamen que también deben actuar durante los recesos.
Los senadores y diputados deben encontrar la forma de estar presentes y cumplir sus responsabilidades. Insisto, el momento del país es muy delicado y su lugar no es el de estar ausentes.
El Presidente requiere el respaldo de todos, más de los suyos, su partido y sus legisladores
—¿Cómo calificas el desempeño del líder de la mayoría en la Cámara de Diputados, Mario Delgado?
—Muy lamentable, dada su trayectoria, su talento y lo que se esperaría de él. Seguramente es rehén de las fuerzas más autoritarias y conservadoras de su grupo. Pero el problema no es sólo él, sino del conjunto. La sola comparación con el Senado muestra la diferencia.
Hay diputados de excelencia, como es René Juárez, Romero Hicks o Porfirio Muñoz-Ledo, por mencionar sólo tres. Sorprenden casos como el de Tatiana Clouthier, de quien se esperaría una postura más cuidada para evitar los excesos de su fracción.
El Senado, por mucho, a pesar de su lamentable desempeño en el tema de la CNDH, ha mostrado ser un órgano de mucha mayor calidad y desde luego, responsabilidad.
Mérito de su coordinador, Ricardo Monreal, y de muchos otros, incluso de la misma oposición. Se puede decir que lo mejor de los partidos está en el Senado, incluso del mismo PRI.