De norte a sur
COVID-19: OTRA PERSPECTIVA
Hay quienes dicen que el Covid-19 llegó para quedarse, yo no sé si esto pueda ser cierto en cuanto a que seguirá existiendo como enfermedad viral. Pero pienso que sí en cuanto al parteaguas que es y será para la humanidad en todos los sentidos por el cúmulo de aprendizajes, conocimientos y experiencias dejados.
Que ya será responsabilidad personal, social y gubernamental haber sabido capitalizar todo por lo que estamos atravesando y aún falta. Con, sin o a pesar de nosotros o de nuestros gobiernos, queda claro que el mundo y nuestra convivencia ya no será igual.
¿En que derivará todo esto? Nadie puede asegurarlo, pero les asevero que el final podrá ser muy bueno porque nosotros somos los protagonistas y debemos ponernos las pilas y crear círculos virtuosos en nuestros ambientes, sean éstos públicos o privados porque la vialidad del camino de la vida es de doble sentido.
No nos perdamos en la frondosidad arbolaria del bosque de la información, que como sociedad no tenemos las herramientas precisas y certeras para dilucidar fehacientemente la veracidad de todas las cosas; todo es por el maso: por el más o menos……
El Covid-19 ha causado diversos estragos; vino a sacudir nuestra existencia y a hacernos reflexionar sobre ella. Pero focalicémonos en el bosque dentro de su contexto: paisaje, y no en la piedrita de enfrente pues no todo ha sido malo y catastrófico.
Hay quienes minimizan la situación diciendo que muere más gente a causa de otro tipo de enfermedades y estadísticamente hablando tienen razón, mas es necesario analizar las causas –entre otras cosas- y no hay que ser tan simplistas porque la vialidad de la vida es de doble sentido y tiene infinidad de tonalidades.
Es verdad, podemos decir que mueren al año en México (sin meterme a cifras mundiales) en promedio (2018) más por: aborto: entre 750,000 y un millón; diabetes mellitus: 101,257; agresiones: 36,685; influenza y neumonía: 28,332; del corazón: 149,368; homicidios dolosos: más de 36,000; obesidad: más de 200,000; y tabaquismo: más de 60,000 entre otros.
Si bien es cierto, algunas de las diferencias importantes y características del Covid-19 es su alta contagiosidad y su variedad y hasta invisibilidad de manifestaciones, que si a esto sumamos las enfermedades prexistentes y la falta de infraestructura médica, hacen un coctel de mortalidad muy adecuado para que las personas se contagien y fenezcan.
Lo que trato de decir con esto, es hacer ver que hay “algo” que no se está haciendo bien y adecuadamente por aquellos que les compete principalmente, respecto a los criterios de atención y tratamiento de la salud y políticas públicas. Porque tal parece que todo aquello con perfil agudo y pandémico merece ser atendido y priorizado aunque haya otras enfermedades que causen más muertes.
Si no ¿cómo es posible que las campañas para atacar la obesidad y el tabaquismo por mencionar algunos no han tenido los resultados deseados por mucho que estampen imágenes grotescas en sus cajetillas o pongan la información nutricional que es poco clara y hasta no validada en los productos y la falta de hábitos alimenticios como sociedad?
Por decir algo, ¿sabías que el tabaquismo es la principal causa mundial de muerte? La cifra es por demás catastrófica y más que pandémica: 4 millones de personas, ¡a poco más de una persona cada diez segundos! Y al cierre del año se espera que represente el 12% de decesos más que los decesos conjuntados de Sida, homicidios, suicidios, accidentes automovilísticos, mortalidad materna y tuberculosis.
Éste es el quid del asunto en materia de salud pública y que habrá criterios que redefinir y normatividad que hacer o modificar pues hay enfermedades o padecimientos mucho más mortíferos al final del día y que se invierten millones de pesos sin obtener los resultados deseados y que deberían de ser tratados con las ganas y entusiasmo de la colectividad social y gubernamental como a éste bichito.
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