Inseguridad y violencia no paran
neoliberalismo y bancos del populismo
El viernes 1 de mayo el expresidente Ernesto Zedillo publicó en la revista Este País el texto base de su participación en el manifiesto de notables para encarar la pandemia del coronavirus. La intención de sus argumentaciones se puede resumir en pocas y esquemáticas palabras: salvar al neoliberalismo (el capital), afectando el nivel de vida de las masas.
Descontada la argumentación sanitaria, las medidas no son otras que las mismas que Zedillo tomó en 1995 para encarar el efecto de la devaluación del 10 de diciembre de 1994: salvar a los bancos, permitir la pérdida de bienes muebles e inmuebles de la población endeudada, subir el IVA de 10% a 15%, aceptar el desempleo, hacerle perder a la población el bienestar de veinte años, entregarle a la Casa Blanca la factura petrolera, devaluar el peso de 3.4 a 9.3 y sobre todo caer en los brazos del FMI, el Banco Mundial y la OCDE.
Además de proponer esta salida al efecto del frenón económico y productivo por el confinamiento como medida para romper la cadena de contagios, Zedillo –quien inventó el concepto de globalifóbicos para señalar a los opositores a la globalización del Consenso de Washington– alertó hoy para evitar que los líderes de gobierno recurran “de nuevo a los métodos populistas que han utilizado en el pasado para su éxito electoral”. El dato adicional radica en la percepción de Zedillo de que la democracia es sólo un modelo político del neoliberalismo, sin entender que muchas victorias populistas se hicieron con las reglas de la democracia procedimental.
De cumplirse las recomendaciones de Zedillo, gobiernos caracterizados como populistas tendrían que ceder sus victorias democráticas a los empresarios que fueron derrotados. Pero en todo caso, la argumentación autoritaria de Zedillo reconoce que la democracia sólo existe en el neoliberalismo. En el último párrafo de su texto, Zedillo parece tener a López Obrador como su destinatario o segundo pensamiento. Sin embargo, se queda sólo en el imaginario colectivo de la popularidad del tabasqueño.
El texto de Zedillo, en la lectura estratégica del ambiente sanitario, fue respondido el domingo por el presidente López Obrador con su documento “Algunas lecciones de la pandemia COVID-19”. La negativa presidencial a salvar hoy a los bancos, el repudio a los organismos internacionales y las referencias al Fobaproa-Ipab vigente son dardos envenenados a la peor herencia presupuestal que dejó Zedillo. La crisis de 1995 se superó a costa del empobrecimiento de la población y la salvación de los mismos banqueros que siguieron explotando a los deudores. La gente perdió propiedades, en tanto que los accionistas bancarios salvaron sus riquezas.
La estrategia sugerida por Zedillo radica en el resguardo del modelo neoliberal de mercado que heredó de Salinas de Gortari y que se encargó de fortalecer para heredárselo a los dos sexenios panistas y al último priísta: bajar el PIB, aumentar el déficit presupuestal, jibarizar al Estado, proteger a los empresarios, empobrecer a las mayorías y crecer la deuda.
En su texto, Zedillo ofrece su argumentación central en la salvación del sistema bancario: pide apoyar a las empresas de la quiebra, porque de no hacerlo “la próxima presa de la crisis del sistema será el sistema bancario. Si éste llegara a fallar la totalidad del sistema de pagos, y de hecho toda la economía, colapsaría irremediablemente”. En síntesis, Zedillo pide otro Fobaproa para los bancos, lo que ya fue atendido por el Banco de México al apoyar a los bancos para evitar la quiebra por insolvencia de empresas.
En el fondo, Zedillo quiere salvar al neoliberalismo hoy como lo hizo en 1995. En todo caso, a la propuesta de López Obrador le falta aterrizar su modelo de desarrollo, política económica y sobre todo revolución fiscal.
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Justicia a la carta. Mientras a Rosario Robles le niegan prisión domiciliaria por un delito menor, el poderoso empresario Jaime Sacal Micha fue arrestado y extraditado de los EE. UU. por el gravísimo delito de haber violado a su nieta. Con el alegato de la edad y del virus, el juez Fredy Francisco Aguilar Pérez, de Pachuca, le dio prisión domiciliaria, luego de que había escapado a los EE. UU., pese a la gravedad del delito probado. Las presiones empresariales de Sacal han apabullado al Consejo de la Judicatura Federal, otra vez al servicio de los intereses de los poderosos.
Política para dummies: La economía es política pura.
@carlosramirezh
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