Historias Surrealistas/Javier Velázquez Flores
¿HABRÁ POLÍTICOS A LA ALTURA DE LA “NUEVA NORMALIDAD”?
Cuando las circunstancias cambian,
yo cambio de opinión.
¿Usted qué hace?
JOHN MAYNARD KEYNES
La “nueva normalidad”, efectivamente será nueva. Los seres humanos, somos los que seguiremos siendo los mismos. No evolucionamos. Mentalmente seguimos en la época de las cavernas, con todo y redes sociales, ahí mismo está visible la evidencia: el canibalismo en toda su expresión.
El COVID-19 desnudó al planeta entero. No se trata de neoliberalismo. No ideologicemos las crisis, porque no es solo una. No es solo una crisis sanitaria. No es tampoco, solo una crisis económica.
Es una multiplicidad de crisis. Por lo mismo, tenemos una multiplicidad de oportunidades. El tema. La cuestión. La responsabilidad, es no pretender regresar al pasado, como parece ser la tentación de muchos gobiernos.
Ni todo es Estado, ni todo es Mercado. Ni todo es gobierno, ni todo es sociedad. Son todos y juntos, no separados, ni opuestos. Para eso son las leyes, para eso son las instituciones. Que hay que reformar las leyes, hay que reformarlas; que hay que cambiar las instituciones, hay que cambiarlas. No incumplirlas, antes de reformarlas; ni destruirlas, antes de cambiarlas.
En toda revisión de daños, primero vemos que tenemos, con qué contamos, qué se salvó y con ellos, empezamos la relegislación y la reinstitucionalización, participando Estado y mercados, gobierno y sociedad, inmersos en una realidad mundial que no se puede soslayar.
Hay quienes ven en los nacionalismos, una tendencia irreversible contraria a la globalización. Como también muchos vieron en la globalización, la etapa final del neoliberalismo. El neoliberalismo pasará, como han pasado todos los sistemas económicos dominantes.
Las realidades y que están por encima de nuestras filias y fobias, son el Estado, los mercados, los gobiernos y la sociedad. Los únicos singulares, son el Estado y la sociedad. Tanto los mercados como los gobiernos, son plurales, son su esencia, aunque nos cueste trabajo aceptarlos, porque en realidad no hay, no es un solo mercado; no hay, no es un solo gobierno.
Más de uno dirá que la sociedad también es plural. Efectivamente, la sociedad es lo más plural que puede existir, incluso en Cuba o en China, por más controles policiacos que quieran mantener.
El asunto es, por más plural que sea, es una. Las divisiones y las clasificaciones que muchos realizan, en el caso de las ciencias, sirven para analizar y llegar a conclusiones, que si los gobiernos utilizaran, tendrían mejores resultados. En el caso de los políticos, las divisiones que realizan, son juegos de entretenimiento para su electorado que desafortunadamente han crispado a la sociedad y no la conducen a buen puerto, que es el propósito de la Política.
Muchos que se dicen políticos, han prostituido el oficio de la política, desarticulando a la sociedad. En las próximas elecciones se hace urgentemente necesario, elegir tribunos, legisladores, jefes de gobierno a nivel municipal y estatal, ojalá haya cuadros políticos con ese perfil, porque Tlaxcala y México, no se pueden dar el lujo de seguir perdiendo el tiempo, mientras el mundo sigue avanzando.
Cuadros políticos que tengan la capacidad de saber leer las nuevas circunstancias, cambiar y dirigir el cambio a favor de la sociedad, no de su camarilla ni de su filiación partidista. Las camarillas pasarán. El partido, es solo un medio, un instrumento. El fin de la Política, el fin de los gobiernos, el fin del Estado, siempre será el Bien Común, el bien de la sociedad, el bien de todas y todos.
Para que el Bien Común sea factible, es necesario que las y los ciudadanos participen, hagan escuchar su voz, que los partidos no monopolicen la política y que los medios de comunicación sigan preguntando, indagando, cuestionando. La libertad es un bien social y un derecho connatural, como la igualdad, ambos no se nos dieron por decreto de otra persona, son propios de todo ser humano. Para preservar las libertades y la igualdad, se hace necesaria una justicia fuerte e independiente. Nadie, por más poder que posea, puede decir qué es lo mejor para la sociedad, porque la sociedad, es quien decide qué es lo mejor para ella.