Y si gana Kamala la pregunta es: ¿A México le irá mejor?
Morelia, Mich., 16 de abril.- La misma gente de los barrios de Iztapalapa denunció que las autoridades de la delegación controlaron todo con lo que tiene que ver con el Viacrusis. Ellos cobraron dinero a los actores de los barrios para permitirles participar. Lo mismo, que coordinaron a los maquillista que cobraron hasta cinco mil pesos.
La delegación de Iztapalapa obtuvo millones de pesos por el cobro de piso cientos, sino es que miles de comerciantes que instalaron sus puestos por los ocho barrios. El mercado más grande de la ciudad de México. Parte de la calzada Ermita Iztapalapa (eje 8), hasta la desviación al Panteón Civil, se instaló una gigantesca feria.
Obviamente que el sentido religioso fue superado por mucho por el mercantilismo. Desde hace años arribaron a la delegación Iztapalapa, políticos fuereños que nunca entendieron que Iztapalapa era un pueblo con orígenes indígenas, que fue desplazado por la multiplicación de colonias y colonos. Llegó a tanto la ignorancia que u torpe delegado destruyó el kiosco del centro de Iztapalapa, construido desde principios del siglo pasado. El delegado Jesús Valencia decidió llevar a cabo la remodelación de la plaza hace poco más de dos años.
La idea era recibir a miles de personas en esa plaza durante la representación del viacrucis, porque se dio cuenta de quera un gran negocio. Atrás quedaron los tiempos en los vecinos de la Asunción eran quienes organizaban la representación, y escogían a los actores, incluso ensayaban en casa de una familia.
Ahora los actores y cientos de penitentes (nazarenos) se pierden entre las masas, resulta más atractivo el mundo de baratijas, alimentos, ropa, artesanías, y todo lo que se puede vender. Es el mejor atractivo para las personas que no salen de vacaciones, aunque ya nadie se acuerda de cuál fue el motivo por el que se organizó la representación de viacrucis. Los tiempos cambiaron, la descomposición social se ha agudizado y los modernos mercaderes y políticos sin escrúpulos aprovechan todo para vender, incluyendo las imágenes de la Iglesia, distorsionadas por el poder, la ambición e ignorancia.