No alcanza
Ahuyentar a la luna negra
“Gracias” es una palabra radiante, perfecta y feliz. Pero también posee una sombra que nadie nombra: la sobrevivencia.
Escapar de la muerte o el peligro genera una reacción momentánea de alivio… sólo por un breve lapso de tiempo.
Casi de inmediato, aparecen angustia y culpabilidad.
Estos sentimientos aparecen entre los sobrevivientes de catástrofes naturales o pandemias. El agradecimiento opaco o ”luna negra” es el Síndrome del Sobreviviente.
El 83% de quienes no murieron en guerras o el Holocausto, por ejemplo, extrañamente padecieron ansiedad crónica, depresión, fatiga, problemas de sueño, enfermedades somáticas diversas y aislamiento.
¿Por qué la suerte “duele”?La mente del “afortunado” que logra sobrevivir, misteriosamente la torturan imágenes recurrentes y recuerdos sobre el desastre, pesadillas y pensamientos sobre la muerte. Aparece un sentido de culpa y auto condenación por sobrevivir.
Esto ocurre también en las personas que logran mantener su trabajo después de una restructuración y entre quienes viven después de estar hospitalizados por contraer Covid-19…
El Síndrome del Sobreviviente es la paradoja de un milagro, pues “deberían estar felices”, según la consigna popular, pero no ocurre así en la vida real.
Sin embargo, también existe otra faceta entre quienes subsistieron: ellos renunciaron a la auto condena, rehuyeron a la luna negra y buscaron la resiliencia.
Ellos, aún desde el dolor, decidieron agradecer a la vida y rendirle un tributo en lugar de arrancarse cicatrices.
Daniel Castro Carranza, Abogado y campeón paraolímpico de 26 años, es el fundador y presidente de Cancela el Cáncer, una asociación altruista que realiza campañas de prevención de una enfermedad que es la tercera causa de muerte en México.
También brinda apoyo a pacientes y familiares. A Daniel le pronosticaron que sólo viviría seis meses cuando sólo tenía once años y perdió uno de sus brazos.
Pero no sólo vivió para contarlo, sino que encontró la “cura” para revertir el Síndrome del Sobreviviente: solidaridad. “El dolor de una experiencia puede ayudarte a generar realidades más positivas para los demás y lograr que el milagro que viviste no sea estéril, sino que se convierta en una acción que llena de sentido tu vida y le otorga oportunidades a otros”.
De manera simplista, el proceso de resiliencia para transformar el Síndrome del Sobreviviente es concientizarse de la fortuna que en este momento tenemos, analizar cómo podremos ayudar a personas que sufrieron circunstancias iguales o similares a nosotros y generar un plan de acción para beneficiar a otros.
“Es saber que nuestra sobrevivencia o suerte puede ser el punto de inicio para cumplir una importante misión que antes ignoramos o soslayamos”, dice Daniel Castro.
La vida, finalmente, es el milagro más grande que existe. Tenerla implica hurgar en todas las ideas la manera de honrarla y brindar esa gratitud en un regalo para los demás.
El reto es: ¿Cómo decir “gracias” en lugar de “¿por qué yo si logré vivir y los demás no”? La respuesta es: porque aún tienes una misión que cumplir.