Libros de ayer y hoy
Militarización de defensa en EE. UU.
Avisos ominosos de Biden
El primer indicio estuvo en la carta de septiembre de casi quinientos funcionarios y exfuncionarios del área de inteligencia y seguridad nacional civil, militar y privada a favor del candidato demócrata Joseph Biden y en contra del presidente republicano Donald Trump: los EE. UU. había perdido el control hegemónico y dominante del mundo por el enfoque aislacionista y empresarial de la política exterior trumpista.
El segundo aviso estuvo en la designación de funcionarios del gobierno de Barack Obama 2009-2017 para las principales áreas de la seguridad nacional, dejando la señal de que los objetivos y funciones estarían centralizadas en la Casa Blanca. Como vicepresidente de Obama, el ahora presidente Biden tuvo a su cargo la supervisión de los servicios de inteligencia y seguridad nacional. Además, Biden fue varios años presidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Y el tercer aviso estuvo en la designación –sujeta a confirmación en el Senado republicano– del general Lloyd Austin como secretario de Defensa, un área que formaba parte de funcionarios civiles para evitar la militarización del manejo del ejército. Los anteriores secretarios de Defensa fueron civiles y controlados por el presidente. En casos de tensión bélica del pasado, los EE. UU. eludieron una tercera guerra mundial por el enfoque de secretarios civiles de Defensa. Hay que recordar que en la crisis de los misiles de octubre de 1962 con Cuba y La URSS, los militares querían atacar a Cuba y a la URSS.
La militarización de la defensa nacional de los EE. UU. es el mensaje más preocupante del discurso de paz del presidente electo Biden. En su enfoque empresarial anti Estado, Trump había inclusive avanzado en un repliegue de la presencia militar física de zonas conflictivas, había presionado a los aliados en Europa para que invirtieran en defensa y disminuir los subsidios de la Casa Blanca a la OTAN y había buscado un acercamiento con China, Rusia y Corea del Norte para disminuir las tensiones militares en el planeta con pláticas de conciliación y no amenazas de guerra.
La carta de los funcionarios y exfuncionarios de seguridad y defensa a favor de Biden en septiembre, en este contexto, fue un adelanto del endurecimiento de la estrategia de seguridad nacional internacional de la Casa Blanca de Biden. El general Austin, retirado de manera reciente, fue jefe de tropas en las zonas de conflicto en el Medio Oriente, lo que quiere decir que forma parte del enfoque de dominación y ocupación imperial de la zona estratégica de Afganistán –frontera con Rusia– y el petróleo de Irak e Irán.
Para México y América Latina el mensaje que representa Austin también es preocupante, porque el designado obedece a la elite militar de comandos militares y tuvo un papel destacado en el Comando Central de los EE UU. por propuesta del presidente Obama en 2012. En ese grupo militar Austin fue operador de campañas militares en Irak y Siria.
En los gobiernos de Nixon, Reagan. Bush Sr., Clinton, Bush Jr. y Obama hubo una militarización de la política exterior y la seguridad nacional con la designación de militares y su enfoque geoestratégico en el sensible Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y en la oficina del Asesor de Seguridad Nacional del presidente. En el gobierno de Obama y de Trump hubo un mayor acercamiento del ejército de los EE. UU. al ejército mexicano, éste bastante reacio a las intenciones imperiales del vecino del norte.
En esos años se revivió la Conferencia de Ejércitos Americanos, se le abrió mayor participación a ministros de defensa de América Latina y se reconstruyó una especia informal del acuerdo interamericano de defensa para reacciones de solidarias ante invasiones extranjeras, ahora presuntamente soviéticas, iraníes, norcoreanas y chinas.
México siempre participó con distancia crítica en esas relaciones, a partir de criterios nacionales en la formación de los cuadros militares.
En todo caso, México logro imponer agendas pacifistas de auxilio militar a la población civil como parte de las acciones sociales de los militares, sobre todo por la experiencia del pasado cuando los militares sudamericanos representaban con autoritarismo y represión los intereses estadunidenses.
La militarización de la defensa nacional del gobierno de Biden con un general como secretario de Defensa debe ser tomada con interés y preocupación por México y el mundo porque estaría enviando el mensaje del regreso del viejo imperialismo del big stick o gran garrote en la política exterior de los EE. UU. Por lo pronto, gobiernos distantes de los EE. UU. van a alejarse más de Washington porque van a temer un endurecimiento en la estrategia de defensa nacional impuesta a América Latina.
Zona Zero
El Departamento de Defensa no solo controla a las fuerzas militares de los EE. UU., sino que define la doctrina de defensa nacional. Ahora regresa el enfoque militar de dominación por la fuerza de las armas. El general Austin es el segundo secretario de Defensa que tuvo antes funciones de alto mando militar, después del general George Marshall como titular del área de defensa, a partir de su papel clave en la segunda guerra.
Marshall fue el eje del plan de inversiones estadunidenses para reactivar Europa en la segunda posguerra.
Por el papel relevante del Departamento de Defensa en la seguridad nacional armada de los EE. UU. la gestión del titular tiene preponderancia en las definiciones de las estrategias de seguridad nacional.
El enfoque civil de anteriores secretarios equilibraba la dominancia militarista de los generales en la defensa y ahora se deja un mensaje bélico amenazante para todos los aliados y adversarios de los EE. UU. Y los primeros datos revelan que el general autin fue un general duro en sus gestiones en el Medio Oriente y en el Comando Sur.
NOTA: Por vacaciones de fin de año, esta columna suspenderá su publicación dos semanas y nos leeremos en enero.
A nuestros lectores les deseamos felices fiestas…, dentro de lo que cabe; y no dejen de usar cubrebocas.
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico.
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