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El emplazamiento de Enrique Ochoa -presidente del PRI- a su colega de Acción Nacional, pone a Ricardo Anaya contra la pared.
Y al PAN en una situación tan incómoda como nunca antes lo había estado, desde que nació como partido.
En el programa matutino de Carlos Loret, en Televisa, Ochoa consideró inadmisible que el dirigente panista use los recursos de su partido para promover sus aspiraciones personales.
También se refirió a López Obrador, pero se da por descontado que Morena no es un partido como el PAN, ni como el PRI, ni como ningún otro: tiene dueño y ese propietario es el Presidente del partido y candidato anticipado en 2018.
El emplazamiento de Ochoa cae en terreno fértil en Acción Nacional, que históricamente ha sido un partido democrático que no está sujeto a los dictados de un caudillo o propietario, como es López Obrador y Morena.
Ochoa, en la entrevista, se descartó como candidato presidencial del PRI de manera categórica, y no dejó lugar a dudas que está ahí para ser árbitro y promotor de las aspiraciones que se manifiesten.
Anaya, por lo visto, está en la dirigencia nacional del PAN para promover su agenda personal con el dinero público que el INE le otorga a su partido.
Doblemente debería dolerle a los panistas, ya que su dirigente se mantiene en la ambigüedad de no descartarse como candidato a la Presidencia de la República, usar los recursos públicos para promoverse él, y quien se lo echa en cara es el dirigente de otro partido: el PRI, nada menos.
El “agandalle” de Anaya es tan obvio que se ve hasta en el PRI, cuyo dirigente, Enrique Ochoa, lo pone en el mismo saco de Morena y su propietario López Obrador.
Dentro del PAN desde luego que hay tensión por el posible cacicazgo que teje Anaya para encumbrarse a la candidatura presidencial, en detrimento de otros aspirantes legítimos que no cuentan con los recursos del PAN para promoverse.
Tampoco tienen la posibilidad legal de anunciar su candidatura en medios de comunicación, porque eso les está prohibido por ley.
Nadie puede comprar tiempo en radio y televisión. Los únicos que tienen acceso a los medios electrónicos, de manera gratuita, son los partidos.
Y en lugar de promover a los precandidatos del PAN, o las propuestas del partido, Ricardo Anaya como presidente de Acción Nacional toma cientos de miles de spots y los usa para su agenda personal.
Nunca en el PAN habíamos visto que el partido tuviese dueño, y esta vez parece ser que sí lo tiene: Anaya. Como lo es López Obrador en Morena.
Que se los diga el PRI debe ser muy incómodo para los panistas.
“Yo no traigo dos cachuchas”, de Presidente del partido y aspirante presidencial, dijo el líder priista.
¿Cuándo se iban a imaginar en el PAN que el dirigente de su rival histórico, el partido del dinosaurio, el PRI, les diera lecciones de urbanidad en la conducción del partido?
Y saben qué: Ochoa tiene razón.