Indicador político
Causó un tanto sorpresa en México una inflación al mes de marzo ya por encima del rango inflacionario establecido por el Banco Central de nuestro país para todo el año: 4.67 por ciento.
Como es sabido por usted la meta inflacionaria del Banxico está ubicada en un rango de tres por ciento, más menos un punto porcentual para todo 2021.
Es decir: el rango adecuado sería entre dos y hasta cuatro por ciento.
Fuera ahora de rango no significa que se mantendrá fuera de él en todo lo que resta del 2021. Es muy probable que termine este ciclo anual cercano al cuatro por ciento, pero también que hacia mitad del año siga avanzando en términos anuales, es decir, que tienda a quedar entre cinco y quizá más de 5.5 por ciento para que en la segunda parte del año vuelva al ritmo que se desea o espera.
El asunto preocupa en la medida en que hace clara la vulnerabilidad de nuestra economía hacia terrenos en los que nada podemos influir. Una clara y lamentable dependencia del componente energético de nuestro país ahora impulsó los combustibles elevando la inflación por encima de lo deseable y prudente.
Por diversos factores los petróleos llegaron haca poco más de un mes hacia los terrenos de los 70 dólares o más en los mercados internacionales y tanto este componente como el de las gasolinas tuvimos que pagarlas más caras porque los precios internacionales del crudo y de los derivados incrementaron el precio.
Pocas personas recuerdan que en la crisis global iniciada en la Unión Americana a partir del rompimiento de la burbuja financiera de las hipotecas fue el componente que reventó el caos y fue también el precio elevado del petróleo.
Tampoco recuerda la población mexicana que nació después de 1987 que en ese año nuestro país vivió el peor año en materia inflacionaria, al incrementar los precios en promedio 159 por ciento. Las políticas para reducir el componente de inflación resultaron dolorosas e incluyeron un castigo que posteriormente se consideró excesivo de contención en el crecimiento de los salarios.
Sería hasta la parte final del sexenio anterior que se ejercieron aumentos salariales a los niveles mínimos por encima del porcentaje inflacionario del año previo demostrándose que no eran el componente determinante para mantener la inflación en los niveles que se consideraban necesarios o adecuados.
En el mes de marzo, el componente energéticos, precios de gasolinas y gas, por ejemplo, fue el que contribuyó en mayor medida en el crecimiento de la inflación fuera del rango.
Los energéticos crecieron 14.55 por ciento, en términos anuales y en específico el gas aumentó 36.5 por ciento.
Cuando el petróleo se fue por encima de los 70 dólares por barril ocasionó que los combustibles que tenemos que importar para que la economía funcione incrementaran su precio y que el Gobierno Federal ajustara el IEPS para compensar el alza.
Decenas de años y muchos sexenios tuvieron que pasar para que México perdiera la oportunidad de ser una nación con sus retos energéticos en lo fundamental resueltos.
No invertimos en nuestras potencialidades petroleras, no invertimos en nuestras refinerías, no aprovechamos el potencial de nuestro territorio, no invertimos en Pemex, no aprovechamos el potencial de nuestros recursos y ahora somos dependientes de nuestras compras en el exterior.
En marzo de 2021 recordamos que la inflación nacional también es producto de circunstancias sobre las que no tenemos capacidad de maniobra.
El nivel inflacionario anual al mes de marzo no es algo que nos deba escandalizar, pero prende los semáforos color naranja en Banxico. Lo más probable es que siga creciendo y que después de un nivel cercano a 5.5 por ciento pueda retornar hacia la zona deseada.
Sí, algo sorpresivo, de nuevo, nos altera los planes.
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