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CIUDAD DE MÉXICO., 26 de mayo de 2021.-A partir de las primeras horas de este miércoles se observó un eclipse de Luna que desde hace tiempo no se había presentado como una superluna roja, cuyos tonos cobrizos o rojizos se apreciaron en punto de las 4:30 de la madrugada y su punto climático duró 15 minutos.
El fenómeno astronómico se transmitió desde las instalaciones del Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir (OAN-SPM), Baja California, de la UNAM.
La comunidad científica mundial y el público en general pudieron seguir el acontecimiento a través de las redes sociales del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) también de la Universidad Nacional. René Ortega Minakata, técnico académico de esta entidad, junto con Miguel León y Rafael Hernández, guiaron desde Morelia, Michoacán, la observación virtual en vivo con telescopios.
La divulgadora científica Julieta Fierro Gossman explicó que se le llama Luna de Sangre porque la historia tiene que ver con el rey Herodes, quien era un político romano de Israel en la época de Cristo. Estaba casado con Herodías, una mujer que tenía una hija de otro matrimonio llamada Salomé, quien era “muy seductora y de una belleza inaudita”.
Herodes se enamoró de ella y le rogó que le bailara la Danza de los siete velos, ella se negó. El rey le ofreció a cambio sus cisnes blancos, joyas e incluso la mitad de su reino, pero ella seguía negándose.
Le dijo: “te ofrezco lo que quieras”. Finalmente, accedió y le pidió la cabeza de Juan Bautista, de quien Salomé estaba enamorada. El rey le ofreció muchas otras cosas, ella no aceptó.
Al final, mandó a cortar la cabeza de Juan Bautista y la pusieron en una charola de plata para llevársela a Salomé. Justo ese día hubo un eclipse total de luna, que particularmente se puso roja.
Desde entonces los eclipses lunares se conocen como “Luna de Sangre”, concluyó la investigadora del Instituto de Astronomía. Los expertos del IRyA, del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM y del Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir compartieron a distancia sus experiencias y conocimiento sobre el fenómeno astronómico hasta que el Sol hizo su aparición en el horizonte.
Ortega Minakata explicó que “un eclipse de Luna es cuando ésta se interpone en la sombra de la Tierra, por lo que se oscurece nuestro satélite; en esta ocasión se aprecia primero cómo disminuye su brillo y luego se oscurece poco a poco hasta llegar a la fase total, en la que la Luna se observa con tonos cobrizos o rojizos. Por ello, popularmente se le conoce como ‘Luna roja’ y con un poco más de sensacionalismo, ‘Luna de Sangre’”.
En colaboración con la Sociedad Astronómica de Michoacán (SAMAC) y mostrando las transmisiones realizadas desde el Planetario de Torreón y otros sitios del mundo, los expertos concluyeron su exposición una vez que la luz del Sol impidió la observación del satélite.
A su vez, expertos del IA se unieron con comentarios y música a partir de las 6:00 de la mañana, para admirar la superluna roja en su momento más intenso.
Fernando Ávila Castro, de esta entidad universitaria, detalló que el OAN-SPM es uno de los sitios con mejores condiciones de “observación astronómica; podemos presumir que tiene una de las tasas de observación más altas en el mundo con casi el 90 por ciento de las noches despejadas”. Cada año, abundó, nuestro planeta registra dos eclipses de Sol y dos de Luna, pero no siempre se pueden ver en zonas habitadas.
Esta ocasión lo que hace único este evento es que coincide con una superluna, es decir, el satélite se encuentra perigeo o en su punto más cercano a la Tierra, lo que hace que se vea más grande.
“La diferencia entre los puntos más lejanos o cercanos de la Luna son entre cinco o diez por ciento, y la realidad es que a los sentidos humanos les cuesta mucho notar estas diferencias. Entonces, más bien es una ilusión óptica, el lado bueno es que llama la atención de las personas”, señaló el investigador.
Asimismo, recordó que el satélite se aleja cuatro centímetros por año de la Tierra y esto hará que en miles de años se distancie tanto que no existan los eclipses totales de Sol, y únicamente quedarán los anulares, pero para esto pasarán miles de años.
En México
En el caso de nuestro país, Ávila Castro informó que para 2023 y 2024 se observarán dos eclipses solares. El primero, de tipo anular, en noviembre de 2023, y se podrá ver desde la península de Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
“En abril de 2024 será posible volver a ver un eclipse total de Sol que va a entrar al país por la costa del Pacífico desde Sinaloa, subirá hacia el norte, cruzando por Chihuahua y Coahuila. Estamos empezando a trabajar para ir a este evento”, comentó.
Los expertos recordaron que los eclipses se presentan debido al movimiento de los cuerpos en el sistema solar, en este caso la Tierra, el Sol y la Luna, y cuando uno de ellos se “mete” entre los otros dos se genera una sombra que oculta a uno de ellos, de ahí que hay eclipses de Sol y de Luna.
Luna roja
Jackeline Suzett Rechy García, investigadora del IRyA, precisó que el tono rojizo que adquirió el satélite se debe a que la luz del Sol (que está formada por varios colores que van del azul al rojo) al entrar a la atmósfera de la Tierra es absorbida por ésta y solo la luz roja se refracta y se impacta sobre el disco de la Luna dándole ese color.
Aunque han sido asociados a eventos catastróficos, en realidad son fenómenos naturales que no presentan ningún riesgo para el ser humano o su vida, enfatizó la experta.
El siguiente eclipse de Luna se registrará el próximo 19 de noviembre, pero se observará solo de forma parcial cuando entre en su primera etapa que se le conoce como penumbra; el 16 de mayo de 2022 habrá otro total de Luna.
Cabe mencionar que durante la transmisión del eclipse, el pianista y compositor Claudio Recabarren Madrid, titular del proyecto Astro Arte, se unió a la celebración lunar interpretando algunas piezas musicales.