Sheinbaum llama a la unidad en Sesión del Consejo Nacional de Seguridad
¡Margarita, (y no Andrés), la candidata a vencer!
Una de las primeras resultantes de los reacomodos presidenciales -luego de los comicios del 4 de junio-, es que hoy la candidata a vencer se llama Margarita Zavala, una vez que el otrora puntero, Andrés Manuel López Obrador, sufrió una severa derrota.
Y si la batalla presidencial es a dos caídas -2017 y 2018-, Obrador perdió la primera. Por eso, son claras las señales del reacomodo
Y la primera señal estuvo a cargo del propio AMLO, quien desesperado llamó a partidos y credos a sumarse a su causa; la de convertir a México en otra dictadura venezolana.
Y es que Obrador comprobó que, por su elevado desprestigio, los negativos impiden que sume más votantes a su credo. Es decir, que si no le alcanzaron los votantes para ganar en el Estado de México por sí solo, tampoco le alcanzan para ganar una elección como la de 2018.
Y la segunda señal que confirma que AMLO ya no es “el candidato a vencer” -y que esa categoría hoy la ocupa Margarita Zavala- es la “madriza” a la nueva puntera de la carrera presidencial.
Y el tamaño de la “madriza” contra Zavala es del tamaño de la preocupación de sus adversarios.
Pero los adversarios políticos de Margarita no están solo en el PRI o en el partido Morena. Los más potentes enemigos de la señora Zavala están en el PAN. ¿Por qué? ¿Quiénes son?
Como saben, hoy la pelea por 2018 se concentra dentro de los partidos. Es decir, las batallas sucesorias se producen en las peleas internas para conseguir la nominación partidista. El segundo paso es la pelea entre los candidatos de todos los partidos.
Por eso, la guerra sin adjetivos y la guerra sucia lanzada contra Margarita Zavala viene de sus adversarios azules, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle.
Pero la señal clave de esa guerra se produjo el jueves en San Luis Potosí, donde un “piquete” a sueldo increpó e insultó a la señora Zavala, a la que incluso gritaron “¡asesina!”. El escándalo viene por la tragedia de la Guardería ABC, que hoy quiere ser utilizado como “ariete” y montaje para golpear y tratar de derribar a Margarita.
Y si abundamos en el tema, llegaremos a la conclusión de que ese tipo de montajes -pagar a personas para insultar y ofender a los adversarios políticos- son comunes en la gestión de Anaya y una constante en la vida política de Moreno Valle.
Pero tampoco se trata de una impronta de temporal. No, hace días, una organización bien identificada y con fines político-electorales, montó un “antimonumento” frente al Seguro Social, luego de ocho años de la tragedia de los 49 niños quemados en Hermosillo.
¿Qué significa la pantomima que ofende a los 49 niños que perdieron la vida a causas de un incendio, cuando la tragedia es utilizada con fines políticos ocho años después de ocurrida? ¿Qué significa que la protesta reaparezca justamente luego de la escandalosa derrota de Anaya en el Edomex y en Coahuila y justo cuando Margarita inicia una gira nacional en busca de la candidatura presidencial por el PAN?
La respuesta a las interrogantes es clara. Se trata de una campaña diseñada y montada para golpear la candidatura de Zavala, quien repuntó entre los presidenciables luego que el 4 de junio resultaron derrotados dos importantes precandidatos; Anaya y López Obrador.
Pero vale recordar que montar un “antimonumento” es la misma estrategia utilizada por reputados lopistas que luego del crimen de los 43 de Iguala, usaron la tragedia con fines políticos para debilitar la imagen de Peña Nieto y su gobierno.
Hoy, el montaje maniqueo de “los 43”, lanzado contra el gobierno de Peña Nieto, prácticamente se agotó y pocos creen que servirá para debilitar más la imagen presidencial rumbo a 2018. Y es que luego de la victoria del PRI en el Estado de México, queda claro que para destruir al PRI se requiere mucho más que un montaje como el de “los 43” de Iguala.
Pero el montaje lanzado contra Margarita tampoco es el primero. En el gobierno de Calderón los operadores lopistas financiaron durante años la campaña de “no más sangre”, que dizque llevaría al “gobierno asesino” de Calderón ante la CIDH.
¿Quién se acuerda de esa campaña? ¿Dónde quedaron los supuestos delitos de Calderón? ¿Por qué nadie sigue con el cuento de llevar al ex presidente ante el máximo tribunal internacional de derechos humanos? Queda claro que se trató de guerra sucia con fines presidenciales.
Hoy la guerra sucia va contra la “candidata a vencer”, contra Margarita Zavala. ¿Sobrevivirá a los estragos de esa guerra?
Al tiempo.