José K./ Quadratín Debate
Morelia, Mich., 112 de junio, 2017.-Por lo que podemos apreciar la pugna entre la cúpula eclesiástica y el Estado es cada vez más tensa. En la editorial del semanario Desde la Fe que editó este domingo la Arquidiócesis de México señala que “el país se desangra entre corrupción y pobreza”, además del resurgimiento de la violencia; “las altas esferas de la burocracia presumen los mejores índices macroeconómicos” (La Jornada).
El semanario indica que la viabilidad del país está en juego, porque en diferentes partes del país ha resurgido la violencia, como en Tamaulipas donde se han dado varios combates por la disputa del control de las plazas; sin contar las miles de ejecuciones en todo el país. A lo que se debe sumar las amenazas y agresiones a los ciudadanos.
Dijo que ha sido un esfuerzo estéril por parte de instituciones de seguridad ante la corrupción de la llamada narcopolítica. Se menciona también lo realizado por el obispo de Chilpancingo- Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, que “no ocultó el acercamiento que sostuvo con miembros de la delincuencia para acordar lo que las autoridades ya no garantizan: seguridad”.
El cardenal no dijo ninguna mentira, pero la Iglesia, históricamente, había protegido a los partidos en el poder. Deben ser serias las diferencias entre el cardenal Norberto Rivera y el Ejecutivo de la nación, porque primero se le volvió a cuestionar a Rivera las acusaciones de proteger a curas pederastas.
Todo parece indicar que el enojo de la Iglesia con el estado, y viceversa, ha sido por la aprobación de los casamientos entre personas del mismo sexo, tal parece que hay más, y no debe ser poca cosa.
Es cierto que nunca antes un Presidente estuvo tan cuestionado en México, pero también la Iglesia pasa por momentos de crisis. Así que no hay a quién irle. Pero, ¿si ya no hay fe en los de arriba?