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Morelia, Mich., 16 de junio, 2017.- Un hecho tan terrible como la violación y asesinato de una niña de once años, parece ser parte de una cadena de sucesos tan trágicos como vergonzantes.
La historia de terror inició cuando apareció el cadáver de Valeria, quien fue agredida sexualmente y luego asesinada, al parecer en una unidad de transporte público en el municipio de Netzahualcóyotl, Estado de México.
Posteriormente fue detenido el presunto agresor, un hombre de 43 años que era el chofer de la combi que abordó la menor; fue recluido en el penal de Neza-Bordo, donde después apareció muerto, aparentemente fue un suicidio, lo cual no sería extraño, pues ya se sabe la suerte que pueden correr los violadores en las cárceles.
Este último hecho ocasionó que fueran destituidos de sus cargos el director del penal y el jefe de seguridad del mismo, para efecto de realizar las investigaciones del aparente suicidio del presunto agresor de Valeria.
Pero eso no acaba ahí, ahora, la mamá de la niña ha tenido que ser resguardada por la policía, ante supuestas amenazas de los choferes de la ruta 40, a la que pertenecía el presunto homicida, quienes habrían advertido tomar represalias por considerar que están viendo afectada su fuente de trabajo.
Hechos trágicos y vergonzantes en un país, donde la inseguridad, la corrupción y la impunidad son los eslabones de las cadenas trágicas como las de este caso.