Inseguridad y violencia no paran
¿Y el Poder Judicial cuando, ministro Zaldívar?
Don Arturo Zaldívar presidente de la Suprema Corte, no anda haciendo campaña para un futuro próximo. Su visita al reclusorio de Santa Martha Acatitla, expresa la preocupación de dar a conocer como opera el sistema penitenciario, ramal del Sistema de Justicia Penal de México. Para algunos penalistas ha habido avances desde que se aprobó el actual sistema acusatorio allá por 2008. Claro que algunos tienen raigambre derechosa porque sostienen que las mejores aplicaciones de ese sistema están en Querétaro, Chihuahua y Guanajuato, por coincidencia estados gobernadores por el PAN, de los cuales, los dos últimos son de los que encabezan más asesinatos del crimen organizado. El ministro Zaldívar parece expresar su preocupación mas bien por el sistema penitenciario que por cierto está en manos privadas a través de las cárceles, aunque sus declaraciones se refirieran a todo el sistema penal renovado. Y es natural que haya quejas, porque aparte de caros, los penales adolecen de muchas cosas. Las mujeres que estuvieron con el ministro, incluida la quejosa señora Rosario Robles, dieron cuenta de las privaciones que existen en esas cárceles muchas de las cuales no se han adaptado a las nuevas medidas que se plantearon en la reforma mencionada.
LA IMPUNIDAD, PRINCIPAL FALLA EN LA JUSTICIA PENAL
El ministro Zaldívar se expresó abiertamente de los vicios del sistema penal, aunque debido a la reforma en determinada fase, la impartición de justicia, haya jueces y magistrados que participan. Pero no se refirió para nada a las críticas que se hacen al Poder Judicial en su conjunto, del que se denuncian casos de corrupción, de retardo, uso de los juicios de garantías fundamentales como el amparo, para concederlos a destajo y sobre todo de los altos salarios que se devengan. El INE y los funcionarios de la Corte son los mejor pagados del país, frente a un trabajador que apenas alcanza en su salario mínimo los 4 mil pesos. Pese a ello, el caso del ministro Zaldívar es paradigmático en ese entorno, por las posturas avanzadas que ha expresado durante su gestión que terminará en diciembre y ser uno de los autores de la reforma judicial que en algo puede mejorar esa parte de la impartición de justicia: la interpretación.
EL SISTEMA PENAL ARRASTRA DESDE DÉCADAS PROBLEMAS DE SUSTENTO
En un Foro que se realizó en julio de 2019, en el que participaron conocedores del tema de varios ámbitos -hasta Miguel Ángel Osorio Chong anduvo por ahí-, Senado, academia, litigio, etcétera, cuyas participaciones fueron editadas por el Instituto Belisario Domínguez en septiembre de ese año, se pusieron sobre la mesa los aciertos y carencias. La principal preocupación es la impunidad que en algunos estados llega, en crímenes planeados, hasta al 99 por ciento. Pero salen a relucir todas las carencias que siempre tuvo el que era llamado sistema penal inquisitorial, tales como la corrupción y la ineficacia. Se mencionó el poco sustento académico y de conocimientos del oficio de policías, ministerios públicos, peritos, fiscales, incluso defensores. Eso se refleja en los juicios, en la violación de preceptos y principios que se destacaron en la reforma, como el debido proceso y la poca eficacia en la investigación de los ministerios públicos. Se destaca sin embargo que en datos de Inegi se calculan sentencias claras en 6 de diez casos y la presencia de jueces en los juicios en más de 70 por ciento. Hay dicotomía pues, en esos puntos de vista, pero los estudiosos insisten en la necesidad de que se refuercen los puntos fundamentales que llevaron a la reforma: crear un sistema más justo, con eficacia en la investigación, disminuir los delitos que determinen prisión preventiva y en lo referente al sistema penitenciario, proponen el trato humanitario a los penalizados, sistemas de empleos que se mantengan en su estancia y un programa de reinserción social, que es uno de los fines, de esos cambios. Un jurista como Zaldívar que pisó por primer vez, según lo dijo en declaraciones, una cárcel, quedó sorprendido por lo que se vive en el encierro, pero es bueno penetrar un poco en el contexto, ver y destacar lo bueno y avanzado y señalar lo deficiente. Dejemos las rémoras del sistema inquisitorio para los viejos porfiristas.