La Armada de México es un baluarte de libertad: Claudia Sheinbaum
CDMX, 11 de julio, 2017.- Nuestro país tiene acuerdos comerciales con 46 economías y acceso a los mercados de prácticamente todas las regiones del mundo, pero el comercio entre México y Centroamérica es poco relevante. No sólo contrasta con las abrumadoras cifras del comercio de México con América del Norte, especialmente con Estados Unidos, sino que existen otras regiones del mundo que se encuentran por encima de los países centroamericanos en cuanto a las cifras de sus vínculos comerciales con México.
La política exterior desde el sexenio de Vicente Fox ignoró dos de los aspectos fundamentales de la realidad centroamericana: el fenómeno migratorio y el incremento de la violencia en la región.
Los fenómenos de migración y violencia quedaron fuera de su mirada, y no sólo no se impulsaron proyectos que resolvieran de fondo los problemas estructurales que los originan, sino que tampoco se establecieron programas que los enfrentaran de manera coyuntural. De este modo, se desdibujaron las necesidades y las realidades económicas y sociales regionales más apremiantes. Los resultados de los programas de cooperación han sido limitados, y no han aportado soluciones de largo aliento.
En los últimos años, del siglo pasado y una vez firmados los acuerdos de paz, habiendo dejado atrás la etapa del conflicto armado en la que México, otorgó su apoyo a los movimientos sociales de la región, es necesario ver a Centroamérica como un aliado de vital importancia en función de los nuevos retos de la agenda regional: migración y combate a la violencia. En el nuevo contexto regional y mundial se precisan acuerdos de cooperación entre los gobiernos de México y Centroamérica, al margen de las políticas promovidas por el gobierno de Estados Unidos y de los intereses del capital privado, dirigidos a desarrollar proyectos concretos con la finalidad de solucionar los problemas comunes, tanto coyunturales como estructurales: la pobreza, la marginación, el desempleo, y la violencia.
Ése es el verdadero reto para la diplomacia mexicana en su relación con los países del istmo centroamericano: enfrentar los problemas de la posguerra relativos a la migración de centroamericanos en tránsito y a la seguridad de la frontera sur, buscando favorecer el respeto a los derechos humanos, en un marco de defensa de la soberanía y de la promoción de acciones conjuntas que permitan resolver de fondo los problemas regionales.