Inseguridad y violencia no paran
Triunfo Pírrico
¿Pensaste que el león estaba durmiendo porque no rugió? Friedrich Schiller
El daño está hecho. La polarización interna ha sido estimulada como arma política desde Palacio Nacional, y ya muestra sus efectos: luego del segundo encuentro entre los mandatarios presidenciales de Estados Unidos y México, Joe Biden-Andrés Manuel López Obrador, saltan a la vista los diferendos entre crónicas y análisis del evento.
De un lado, hay quienes lo interpretan como, “mejor, imposible” dadas las diferencias ideológicas. Del otro, quienes externan pena por el degradante trato dado a nuestro jefe de Estado –sin sendos mensajes en el Jardín de las Rosas, por ejemplo– y quienes se avergüenzan de la inapropiada conducta del mandatario mexicano –otra vez mal vestido y con uso desmedido del micrófono–.
De resultados, bueno hasta quienes ven el lado positivo coinciden en que son magros, y otra vez hay quienes creen podrían empeorar, por ejemplo, si Estados Unidos acepta la “ayuda” ofrecida por el mandatario mexicano y promueve el uso mayor –porque el “normal” ya es cotidiano– de la gasolina subsidiada para los consumidores estadunidenses de nuestra frontera norte, imagínese el daño al erario, si ya nos representa un gasto diario de más de mil millones de pesos.
Sobre las interpretaciones al inusual y largo discurso de López Obrador frente a nuestro poderoso vecino del norte y principal socio comercial, los menos exaltan su naturaleza amistosa y coloquial, pero expertos en diplomacia saben que la asimetría entre naciones e intereses, hace poco recomendable el comportamiento de AMLO, quien, en su versión más relajada, tomó la batuta e impuso su estilo.
Parecen tener razón quienes decían que no fue López Obrador a la Cumbre de las Américas sólo para no ser tratado como cualquier otro mandatario en el imperio norteamericano, de otra forma es inexplicable por qué no hizo caso de la temática del comunicado previo, ni siguió el protocolo de intervenciones breves y alternadas en el encuentro en el Salón Oval, bueno hasta quiso darle a Joe Biden clases de historia, acicatearlo con un sea más ‘audaz’ con sus reformas, y sin estar previsto enunció sus propuestas, etcétera.
El contexto de la visita ya de por sí era complejo. La relación entre México y Estados Unidos atraviesa por momentos difíciles, por diferendos exaltados por los dichos de AMLO en temas migratorios, de seguridad, armamento, narcotráfico, rechazo a la DEA, controversias comerciales, industriales, la reforma eléctrica, persecución a trabajadores indocumentados, los guiños a Rusia, la demanda de libertad a Julián Assange o la amenaza de llamar a retirar la estatua a la Libertad, etcétera.
La reciente inasistencia de López Obrador a la Cumbre de las Américas por no invitar a los gobiernos dictatoriales de Cuba, Venezuela y Nicaragua, fue interpretado por congresistas y gobernadores de la Unión Americana como un intento de boicotear el consenso y liderazgo de esa nación.
López Obrador tuvo su segunda reunión con el presidente Joe Biden, en momentos en que registra sólo 33% de aprobación, cifra sin precedente en la historia reciente estadounidense; además, una encuesta entre demócratas arrojó que se oponen a que vuelva a ser su candidato para las elecciones presidenciales de 2024.
Pero aún con un mandatario decaído sería necesario que nuestro jefe de Estado y Gobierno al reunirse con el presidente de Estados Unidos lleve una estrategia realista, inteligente y propositiva para lograr mejores resultados para el pueblo mexicano, sin olvidar que se trata de nuestro poderoso vecino, una superpotencia, con la que compartimos frontera e intereses geopolíticos y de la cual, lamentablemente, tenemos alta dependencia.
Veamos qué pasa ante tan insólita impostura con las otras cuatro propuestas del mandatario mexicano, qué por cierto, muchos ya dan como inútiles: otorgar permisos y visas de trabajo a migrantes mexicanos y centroamericanos para ordenar los flujos migratorios; un Plan bilateral de inversión privada y pública para producir bienes para la autosuficiencia de ambos países, son dos de ellas.
Las otras son: la suspensión de aranceles y medidas reglamentarias en el comercio de alimentos y otros bienes para aminorar los precios y frenar la inflación en México y Estados Unidos, y les ofreció usen más de mil kilómetros de gasoductos para transportar gas de Texas a Nuevo México, Arizona y California.
En esta visita oficial pareciera que el presidente López Obrador quiso exhibir al mandatario estadunidense como líder debilitado, y si es así, fue exitoso. Esto, quizá podría robustecer su ego, pero ¿en qué beneficia a los intereses de los mexicanos?
Aclaro, de ninguna manera es deseable que nuestro gobernante fuera en actitud de subordinación, ni sumisión, pero, por interés nacional, debería guardar prudencia y escuchar a sus asesores, al canciller, a los embajadores, a su conciencia –si tuviere–. Hasta aquí lo que podría ser la historia de un triunfo pírrico.
¿CASO DE JUSTICIA SELECTIVA?
Sobre el asunto del general de brigada Mauricio Ávila Medina, D.E.M., en retiro, quien por haber hecho fuertes críticas al gobierno de la autollamada 4T fue citado a comparecer el 7 de julio pasado en calidad de indiciado ante la Fiscalía General de Justicia Militar, su hija Ana Xóchitl Ávila, acompañada por el abogado del general, José Emmanuel Ávila (sin parentesco) Hernández, entregaron ante dicha Fiscalía la comparecencia escrita del general Ávila.
Ayer, el doctor Conrado López Hernández, abogado defensor del caso del general retirado, informó que se lograron varios amparos, entre ellos mencionó que el 11 de julio un juez federal inició el amparo indirecto 615/2022 concediendo la suspensión de plano y de oficio contra la incorporación forzosa que pretendía el sometimiento del caso al procedimiento penal militar, ante los órganos del fuero de guerra, como si fuera un militar en activo.
El juez admitió que el citatorio a comparecer sólo fue un acto de intimidación promovido por los altos mandos del Ejército, ya que en su calidad de general en retiro –por razones de edad– el general Ávila al hacer uso de la libertad de expresión no incurrió en ningún delito contra el honor militar ni la comisión de actos deshonestos, previstos y sancionados en los Artículos 402 y 422 del Código de Justicia Militar, debido a no estar sujeto a leyes aplicables a militares en activo.
El día 12 de julio el general Mauricio Ávila Medina fue notificado con el oficio FMIDCP-4790 , fechado el 8 de julio, en la que el Ministerio Público determinó el no ejercicio de la acción penal, lo cual es considerado positivo, pero aún persiste el criterio de oportunidad, que dicho por los abogados defensores, no cabe aplicar, porque no existe la participación del imputado en un delito ni se efectuó un pacto con el M.P. para figurar como testigo protegido y proveer de información. El caso continuará litigándose en tribunales, ya que aún no se resuelve.
¿Por qué es perseguido el general Ávila Medina?
Por manifestarse en contra del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, a través de videos critica la política en contra del crimen organizado, en palabras del último audiovisual, califica las acciones de actos dictatoriales, nepotismo y favoritismo, y llama “a los ciudadanos a sumarse a la lucha cívica y evitar que continúe el despilfarro caprichoso de los dineros de una nación empobrecida, que se consumen en obras sin ningún programa, sin coordinación y sin visión hacia el futuro”, entre otros argumentos.
Este último video, intitulado “Elecciones 2024, entre el continuismo y la rectificación”, el general Mauricio Ávila señala como su inspiración al general Joaquín Amaro Domínguez, quien se manifestó en contra de las llamadas tendencias comunistas del general Lázaro Cárdenas, en 1937, cuando trató de elegir candidato a sucederlo a Francisco J. Múgica, pero finalmente fue Manuel Ávila Camacho el ungido.
Para el general brigadier retirado se trata de acallarlo, porque sólo está haciendo uso de su derecho constitucional a la libre expresión, y acusa a los altos mandos del Ejército y al Gobierno Federal de querer aplicarle una justicia selectiva.