Morelia, Mich., 13 de julio, 2017.- Lo ocurrido en el tramo del Paso Exprés de Cuernavaca donde un socavón terminó con la vida de dos personas que iban a bordo de un automóvil, se pudo prevenir, desde dos semanas atrás autoridades locales habían advertido del riesgo, porque eran evidentes los errores en la construcción.
Incluso autoridades municipales y comunales enviaron oficios para se revisaran algunos puntos de esta carretera de 14 kilómetros, donde faltaban cubrir varios detalles como iluminarias, tuberías rotas, deslaves, inundaciones, escombros…
El pasado 5 de abril la obra fue inaugurada por el Presidente de la República y autoridades de los tres órdenes de gobierno. La obra fue construida por una empresa española y una mexicana, cuyo costo fue de 2 mil 200 millones de pesos, aproximadamente.
No es un secreto que en los tres órdenes de gobierno hay serias irregularidades en la construcción de obras. En las licitaciones, de manera inexplicable, muchas veces los responsables de dar el visto bueno, por alguna razón contratan los costos más elevados con empresas constructoras poco reconocidas. Se habla de moches y transas.
Recuerdo la ampliación de la carretera Chalco-Amecameca, nunca había visto una obra tan descuidad y malhecha, se hizo por partes, toda parchada, puentes descuadrados, pésimos acabados, y evidentemente con montones de baches, antes y poco después de su inauguración. Es por mencionar una sola obra.
Dicen que son los mejores negocios para obtener recursos emanados de las arcas públicas sin que exista prueba alguna de corrupción. No sólo es a nivel federal, sin en estados y municipios. Por ejemplo, en Morelia, aunque sea criticado, el alcalde Alfonso Martínez Alcázar ha demostrado lo que se puede hace en materia de obras en dos años. Solo habría que revisar la anterior administración municipal para hacer una comparación. En la Ciudad de México también habría que recordar lo ocurrido con la línea 12 del Metro.
Es un tema en el que deben trabajar los tres órdenes de gobierno, es verdad, lo saben las constructoras, ingenieros, y la ciudadanía en general, de cómo se construyen obras costosas sin ninguna responsabilidad, ni la calidad requerida de las mismas.