Ráfaga
La tragedia viaja en metro.
Existe la vieja creencia de que el Metro –nuestro sufrido sistema de transporte colectivo—fue creado para la diva del cine mexicano, María Felix, quien presumió tal hecho, cuando su cuarto marido así se lo hizo pensar. La realidad es que su entonces esposo convenció al gobierno mexicano de que la capital requería de un sistema que pudiera movilizar a millones de personas al mismo tiempo, ante la insuficiencia de los camiones.
Así, el 4 de septiembre de 1969, el entonces y mal querido presidente, Gustavo Díaz Ordaz inauguró la primera línea, abordando en la estación Insurgentes. Ahí estaba yo a invitación de mis amigos del alma, los Baledón Kemp, cuyo padre, el ingeniero Arturo Baledón fue reconocido como uno de los grandes constructores del México moderno, a través de la empresa emblemática de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), que participaba de todas las obras de infraestructura del país, desde puentes, aeropuertos, carreteras, puertos mercantes, etc.
Lo recuerdo bien, pues la obra lucía impecable con sus escaleras eléctricas que te llevaban a las mismas entrañas de la tierra por donde circulaba un gigantesco gusano naranja con cientos de miles de pasajeros a bordo. La imagen me resultaba alucinante o irreal, púes estaba acostumbrado a viajar en los destartalados camiones de las diferentes rutas. Frecuentaba la que iba de la colonia Del Valle a Lomas de Plateros, donde estaba mi recién estrenada Preparatoria 8, tanto de ida como de vuelta.
Mi encuentro con el Metro resultó muy grato y esperanzador, pues se decía que se construiría una línea que partiría de Indios Verdes hasta Ciudad Universitaria, con lo que mis problemas de movilidad y transportación quedarían totalmente resueltos y no tendría que viajar jamás de mosca en esos grises y vetustos camiones, donde el “bajan joven” era la única manera de anunciar el fin del trayecto. El recuerdo es imborrable, pues ese mismo, 4 de septiembre, tocaron Los Doors y los Baledón salieron volados para ir a escucharlos y yo hice todo el recorrido con su papá.
Desde entonces los años han pasado y las rutas se han multiplicado, así como el número de los transportados a diario, y que hoy ascienden a más de cinco millones de personas a diarias que corren a sus trabajos o a dejar a sus hijos en las escuelas. Usuarios que en su mayoría no poseen un auto particular u optaron por dejarlo, creyendo en las promesas de un movilidad rápida y segura, así como muy bien articulada.
Movilidad segura y articulada fue lo que prometió en su campaña Claudia Sheinbaum de llegar a ser la jefa de gobierno de la ciudad de México. La escuché de propia voz en un acto, efectuado en el auditorio Flores Magón, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde inició prácticamente su campaña. Confieso mi ingenuidad, pues le creí, luego del desastroso mandato de Miguel Ángel Mancera, conocido como Ternurita.
Los datos disponibles indican que han sido cuatro los accidentes fatales en el Metro, tres de ellos en la actual administración capitalina. Uno de ellos letal y donde fallecieron 25 personas y muchas más resultaron heridas, al desplomarse la estructura de la llamada Línea Dorada, la obra insignia de Marcelo Ebrard. Desde entonces las preguntas fueron muchas y apuntaban a una mala construcción, rieles no aptos para el rodaje de neumáticos, curvas mal trazadas, y, sobre todo, mantenimiento.
Luego el centro de mando de control se incendiaría, más convoyes chocarían, se incendiarían, serían conducidos por conductores en estado de ebriedad, repitiendo los alcances. Hoy hay quienes aseguran que las partidas y corridas se manejan con fichas de dominó, simulando los trayectos y con comunicación celular, eso dicho por los propios trabajadores que señalan a la falta de mantenimiento como la causa de las desgracias y tragedias del Metro.
Lejos de ser autocríticos, el responsable del gobierno federal le levanta la mano y aplaude a la responsable del gobierno capitalino y la califica de capaz, honesta y trabajadora. Para nadie es desconocido que, al momento del último accidente, que le costó la vida a una estudiante de la UNAM y dejo más de 100 heridos, la jefa de gobierno, volada ya como corcholata favorita, se encontraba en Michoacán en actos anticipados de campaña. Tuvo que regresar y atender sus deberes.
Me pregunto también ¿para que desplegar a elementos de la Guardia Nacional al interior del Metro? Por la posible existencia de hechos extraños, como es el robo de líneas de cobre o para a toletazos ordenar las aglomeraciones de la estación Pantitlán, cuando lo que se requiere es incrementar las partidas.
Me temo que, de seguir así, el Metro y su óptimo funcionamiento prometido, podría ser el Waterloo de Claudia y sus aspiraciones, pue por sus actos de gobierno los conoceréis.
Y no se equivoquen y reconozcan que el Metro requiere urgentemente de mantenimiento y más mantenimiento, además de su crecimiento. Lo demás es tratar de echar bolas de humo y tratar de confundir al respetable usuario de un posible sabotaje.
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