Historias Surrealistas/Javier Velázquez Flores
¡Silencio escandaloso!
El silencio, dice un clásico, “grita más que mil voces”.
Por eso, es escandaloso el silencio de muchos mexicanos frente a la tragedia y el crimen de Estado que se vive en Venezuela.
Es de escándalo, por ejemplo, el silencio de la izquierda mexicana toda, frente a la represión y asesinato sistemático de más de un centenar de jóvenes a lo largo de una protesta de más de 100 días.
Es escandaloso el silencio de los vividores de la tragedia de “los 43”, que escandalizan por ese crimen en México, a manos de bandas del narco, pero callan por un verdadero crimen de Estado en Venezuela. Es escandalosa esa doble moral grosera y cómplice.
Es de escándalo el silencio del PRD, de sus dirigentes, fundadores y, sobre todo, es escandaloso el silencio de los jefes de las distintas corrientes que mantienen el control del partido amarillo. Bueno, no existen siquiera tibias insinuaciones contra Maduro.
Incluso Cárdenas solapa en su vejez al criminal Maduro. Es de escándalo no solo el silencio de Morena y de toda su claque, sino la fea complicidad con Nicolás Maduro. Y es que si bien hoy nadie sensato se cree el cuento de que Morena es un partido de izquierda, también es cierto que en Morena, ni por guardar las formas disimulan su proclividad a la dictadura de Maduro.
El dueño de Morena, sus gerentes, medios afines y apologistas no son capaces, siquiera, de disimular “la banana en la boca del gorila” de Venezuela.
Es escandaloso el silencio de los líderes estudiantiles del 68, de las víctimas de la represión de un gobierno represor y autoritario como el de Díaz Ordaz y que, por ello, durante medio siglo vivieron del mito de la “represión estudiantil”.
Hoy, cuando el “mito” de los “sesentayocheros” debió ir más allá de la pura herencia mitológica del nacimiento de la democracia mexicana, esos líderes del 68 no solo callan una condena al asesino de estudiantes, sino que apoyan abiertamente al dictador que mata estudiantes opositores. En muchos casos se confirma la doble moral de esa mitología universitaria de 1968.
Escandaloso el silencio de gran parte de la intelectualidad mexicana -salvo pocos casos como los de Enrique Krauze-, entre un puñado que ha condenado a Maduro y su dictadura. Escandaloso el silencio del ala radical y lopezobradorista de la intelectualidad mexicana -en su mayoría refugiados en La Jornada y en Proceso-, que no se cansa de elogiar a Maduro, no duda en mentir sobre los crímenes que comete y tampoco oculta su amor por la tiranía, la antidemocracia, la represión y el autoritarismo.
Escandaloso silencio de la verdad, la pluralidad, y los equilibrios periodísticos de medios militantes como La Jornada y Proceso, de páginas electrónicas como la de Carmen Aristegui y muchas otras que no ocultan servir a la destrucción de la democracia mexicana.
Silencio de escándalo de la derecha mexicana, en general, que también muestra complicidad y connivencia con la dictadura. ¿Qué ha dicho el presidente del PAN, Ricardo Anaya, para condenar los crímenes y la dictadura de Maduro?
Salvo Felipe Calderón y Vicente Fox -los dos ex presidente mexicanos panistas-, y un pequeño grupo de militantes azules -entre ellos la aventajada candidata presidencial Margarita Zavala- la derecha mexicana parece agazapada, temerosa, titubeante, frente al sátrapa Maduro que asesina jóvenes y acaba con la democracia para mantener su dictadura.
Olvidan el PAN y Anaya que el partido azul fue, en el “68 mexicano”, el que condenó la represión de Díaz Ordaz. Hoy ni a eso se atreven. Silencio que escandaliza y ofende, el de parte de la sociedad mexicana; esa que quema incienso al populismo tropical mexicano y que, ignorante del significado del asesinato de jóvenes y de la democracia en Venezuela, justifica lo injustificable.
Y es que es vergonzoso que esa sociedad domesticada se escude en su partido para tomar una posición frente al crimen de Estado en Venezuela. Y dice esa sociedad que si Morena justifica los crímenes de Maduro, entonces ellos los justifican.
Silencio escandaloso de la Iglesia católica, que igual que otras denominaciones religiosas voltea hacia otro lado, ignora la tragedia, la violación de derechos humanos, el hambre que se viven en Venezuela. ¿Hasta cuándo los jerarcas católicos despertarán para condenar el régimen de Mauro?
Y sí, el único que tomó distancia y actuó con dignidad fue el gobierno mexicano, pésele a quien le pese. Más aún, un paso firme debió ser la cancelación de relaciones diplomáticas con un gobierno criminal, el del gorila Maduro.
Al tiempo.