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MORELIA, Mich., 9 de diciembre, 2016.- La modificación al sistema de Pensiones y Jubilaciones de los trabajadores académicos y administrativos de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, resulta sin duda el tema en boga.
Se ha convertido en el argumento principal que señalan los diputados para no incrementar presupuesto a la Máxima Casa de Estudios, o incluso, disminuir el recurso otorgado para el 2016.
Tanto el Sindicato de Profesores (SPUM) y más el de Empleados (SUEUM) aprovechan el tema para aglutinar a sus agremiados, ante un “albazo de reforma” que sólo existe en sus imaginarios sindicalistas.
El rector Medardo Serna González, ha expresado en todos los foros que no presentará ninguna propuesta de reforma, si no es producto del consenso con ambos sindicatos. Y eso implica generar las condiciones políticas que no se han logrado en los últimos 30 años. Ahora bien, todos y cada uno de los diputados que conforman el Congreso Local, saben que aunque ahora se pida a la Universidad una propuesta e incluso se quiera hacer responsables a los nicolaitas de la situación, fue el propio Legislativo en su momento el que no previó la creación de un fondo de jubilaciones, un mayor número de años de servicio, no jubilación dinámica, etc.
Se comprende que al solicitar al Rector una propuesta, el Congreso desea eliminar riesgos políticos inherentes a la pretendida modificación del régimen de jubilaciones y pensiones en la Universidad.
Disminuir el presupuesto a la Casa de Hidalgo para el 2017, aun argumentando la no reforma, solo acrecentará el déficit y alejará la posibilidad de un consenso entre nicolaitas.
El Congreso debe asumir como su responsabilidad modificar lo que generó hace años, a través de acompañar a los universitarios en el camino a la reforma, escuchando a las partes bajo un esquema claro de trabajo y en tiempos reales y posibles.
El reto para nicolaitas y Congreso es mayúsculo, puede ser una gran oportunidad para Michoacán o simplemente puede quedar en un motivo de discordia y pretexto para que los Sindicatos continúen en su práctica cotidiana de confrontación y el Congreso pueda, al menos para el 2017, disminuir el financiamiento a la Universidad, justo cuando, hoy en día, lo que más requerimos es Educación.