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TLAXCALA, Tlax., 14 de Agosto de 2017.- Lo que inició hace dos años como una simple tarea de respaldar a una joven, quien a través del reciclaje de tapitas buscaba hacerse de recursos económicos para apoyar a niños con cáncer de la Ciudad de Matamoros, Tamaulipas, hoy se ha replicado en todo el país y tal tarea se conoce ahora como “El Banco de Tapitas”.
Una asociación civil con presencia en los 32 estados del país, de Tijuana hasta Quintana Roo, a través de poco más de 300 embajadores, quienes se dedican a juntar tapitas, las cuales son recicladas más tarde, convirtiéndose así en recursos económicos destinados a ayudar a niños con cáncer, a quienes les son subsanadas sus necesidades de alimentación, hospedaje, medicamentos, prótesis o lo que se requiera en las diferentes etapas de esta enfermedad.
Edgar Cabrera Meneses, presidente de la Fundación Banco de Tapitas, originario de Monterrey, Nuevo León, visitó este fin de semana el centro de acopio de tapitas que se ubica en Apizaco Tlaxcala, en donde un grupo de personas encabezadas por Enrique Bringas, se reunieron para cargar el “tapitamovil” que transportará las tapas recolectadas al centro de reciclaje de donde saldrá el recurso para apoyar a sus niños beneficiados.
Ahí, explicó que el Banco de Tapitas, en el 2015, sólo apoyaba a la fundación Alianza Anticáncer Infantil, de Matamoros, Tamaulipas, pero en la actualidad apoya a fundaciones locales de las 32 entidades, brindándoles ayuda de acuerdo a sus necesidades, las cuales son valoradas por la misma asociación una vez que los familiares se acercan a la fundación.
Y agrega que lo que inició apoyando a sólo 8 niños, en la actualidad se ha replicado a toda la república y se beneficia a más de 500 infantes en sus diferentes etapas.
Explica Cabrera Meneses que el esfuerzo de todos los ciudadanos, el cual inicia con la recolección de una sola etapa, se multiplica por miles de tapitas que, una vez recicladas, permite se apoye a los niños enfermos a través de diferentes acciones, tales como el denominado Destapa tu sueño, que como su nombre lo indica, busca cumplir la aspiración de los niños que tiene algún padecimiento de cáncer.
Otro programa se llama Rapunzel, a través de este se busca a donadores de pelo que se convierte en pelucas oncológicas, las cuales son donadas para infantes que perdieron el cabello debido a sus tratamientos contra el cáncer.
Y el tercer programa es el de Héroes, el cual busca involucrar a personas de la sociedad civil, quienes se comprometen a través de la donación de despensa, otorgando becas o haciéndose cargo de manera permanente de un niño con cáncer.
Las tres acciones son coordinadas por el Banco de Tapitas y canalizadas por sus respectivos embajadores, lo que permite ampliar los servicios de la fundación hacia servicios locales.
Finalmente, Enrique Cabrera explica que mil tapitas o un kilo de tapitas no se convierten en una quimioterapia o en un tratamiento contra el cáncer, sino que más bien, las tapitas, ya sea una o mil, es basura que se recicla y que se transforma en recursos económicos, los cuales son utilizados para ayudar a los niños beneficiarios de su asociación, de acuerdo a sus necesidades y a la etapas de su enfermedad.
Por eso, insiste Cabrera Meneses en que las personas que ayudan al Banco de Tapitas, reciclando taparroscas, apoya de esta manera a niños con cáncer y con esta acción, también mejoran el medio ambiente, ya que están evitando que haya más plástico en el mundo y al mismo tiempo cooperan indirectamente generando recursos que serán destinados a mejorar la vida de los infantes que han sido detectados como enfermos de cáncer.