Presidenta hágase cargo/Alejandro Moreno
¿Qué papel jugará la Iglesia Católica en la presidencial del 2024?
La pregunta empieza a ser reiterada en comederos políticos y entre potenciales aspirantes presidenciales.
Y es que a pesar de que pocos hablan del tema, lo cierto es que el peso y la influencia de la Iglesia Católica pudiera ser determinante en la contienda presidencial por venir.
Y no es para menos, si recordamos que poco más del 80% de los mexicanos se declaran católicos.
Pero el verdadero problema para el grupo en el poder –el presidente, su partido y sus potenciales sucesores–, es que la jerarquía católica se ha convertido en el sector social más críticos del fallido gobierno federal.
Más aún, si la alianza opositora actúa de forma inteligente, no sería descartable que se sumara un aliado más, que sería precisamente la Iglesia Católica. Claro, si no es que al final la jerarquía no se vende al mejor postor.
Por lo pronto, los católicos han sido una de las voces más críticas del fallido gobierno de AMLO. Y un ejemplo lo vimos el 20 de junio pasado, cuando las campanas de iglesias y templos católicos de todo el país repicaron en memoria del primer aniversario luctuoso de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, asesinados en Cerocahui, Chihuahua.
Además del aniversario luctuoso, la peculiar protesta convocada por la Conferencia del Episcopado, también se convirtió en memorial por todas las víctimas de la violencia en todo el país; repique de campanas que fue “clamor de justicia y refrendo de nuestro compromiso para construir la paz”.
Por eso, la iglesia católica invitó a que “durante un minuto, cada persona recuerde y ore por las víctimas de la violencia y por la paz”.
Pero tampoco es la primera protesta contra la violencia que se vive en todo el país a causas del mal gobierno de Obrador.
El 3 de julio del 2022, Ramón Castro, obispo de Cuernavaca cuestionó el fracaso presidencial frente a la violencia y el crimen.
Así lo dijo: “Nunca será lícito ni legal que la autoridad civil claudique de su responsabilidad en materia de seguridad y paz social, para eso tienen el poder y el uso legítimo de la fuerza. ‘Abrazos, no balazos’ es demagogia y hasta cierto punto complicidad. Autoridades no fallen, cumplan su función, garanticen con hechos la paz.
“Siendo realistas reconocemos que hoy la violencia es un signo de los tiempos porque la percibimos como un fenómeno generalizado constante que está caracterizando nuestro tiempo y, a la vez, expresa necesidades y aspiraciones humanas que deben ser atendidas”, agregó el obispo tras terminar la llamada ‘Caminata por la paz’. (Fin de la cita)
Días antes de esa declaración, la jerarquía católica había dado a conocer –a través de un reportaje difundido por el diario Excélsior–, que anualmente, por lo menos mil 400 iglesias de distintas denominaciones religiosas “registraron robos y daños a su patrimonio”.
Según el Centro Católico Multimedia, las bandas del crimen organizado han encontrado en sacerdotes, pastores e iglesias de todo el país “una nueva veta” de extorsión, que incluye cobro de piso y cuotas; además de amenazas y chantajes a cambio de “protección”.
Incluso, en muchas regiones del país abundan las parroquias que no realizan la fiesta patronal anual, sin el permiso y cobro de la cuota respectiva por parte de la banda criminal dominante, según la zona de que se trate.
Todo ello sin contar con el robo de limosnas, arte sacro, instrumentos musicales y hasta el saqueo de letras de bronce de las iglesias. Es decir, que todas las denominaciones religiosas y sus templos son una poderos fuente de riqueza para las bandas criminales.
Lo curioso del caso es que las agresiones, amenazas y extorsiones a sacerdotes por parte del crimen organizado saltó a la luz pública justo luego del crimen de dos jesuitas, ocurrido en la Tarahumara de Chihuahua, a manos de un matarife del “Cártel de Sinaloa”.
El crimen le dio la vuelta al mundo y confirmó que en México las mafias son un poder paralelo y creciente, frente al menguante poder del Estado, en especial en los cuatro años de la gestión de López Obrador.
Pero también es cierto que muchos católicos no escuchan el llamado de sus líderes religiosos y se dejan engatusar por un demagogo como AMLO.
Y si lo dudan, vale recordar que semanas antes de julio de 2018, en la celebración dominical en la Basílica de Guadalupe, el Arzobispo Primado, Carlos Aguilar Retes habló claro y fuerte y pidió prudencia al emitir el voto y no dejarse llevar por las encuestas.
Así lo dije en el Itinerario Político del 20 de junio de 2018, titulado: “¡La Iglesia Católica no apoya a AMLO!”, del que aquí va un fragmento: “El Arzobispo Primado, Carlos Aguiar Retes, explicó a los asistentes a la Basílica de Guadalupe que frente a la proximidad de las elecciones presidenciales… “lo tengo que decir; que no sean las encuestas las que decidan por nosotros, sino (que) nosotros (debemos) decidir con nuestro voto”.
“Pero acaso el llamado más importante del Arzobispo Primado fue cuando pidió a los católicos mexicanos “fijarse bien qué candidato ayuda más a garantizar estos valores: vida, familia, educación y libertad religiosa, valores fundamentales para crecer y desarrollarnos”.
“Y frente al proceso electoral dijo que los católicos “hoy tenemos la responsabilidad enorme de elegir a nuestros gobernantes, a quienes van a guiarnos en los próximos años por ese camino; es una responsabilidad social del católico no abstenerse de votar; tenemos que ir a la urna y elegir con plena libertad, en secreto, viendo la propuesta que busque no sólo el beneficio personal, sino el de toda la sociedad”.
“Al final llamó “a pedirle a María de Gaudalupe un pueblo en paz; queremos un pueblo en desarrollo, donde los valores del Reino de Dios se expresen, y colaboremos unos con otros… Pidámosle a nuestra Madre, que a todos nos mueva para esta corresponsabilidad social, con el cariño y el amor que le tenemos. ¡Que así sea!”. (Fin de la cita)
Está claro que no pocos sacerdotes y jerarcas católicos pudieran hacer la diferencia en la elección presidencial del 2024.
Sin embargo vale preguntar: ¿Escucharán los creyentes católicos el mensaje de sus líderes espirituales?
Al tiempo.