Inseguridad y violencia no paran
En el dicho soñar no cuesta nada, se demostró que la sabiduría popular suele a veces estar equivocada. Conciliar el sueño, antesala de soñar, le cuesta al 40 por ciento de las personas en el mundo. Y más cuando casi todos los días estalla una guerra. El Día Mundial del Sueño creado por la ONU los días viernes anteriores al equinoccio de primavera, aumenta con los informes cinco por ciento más en la falta de sueño de los mexicanos, 45 por ciento. La fecha es fundamental porque se abordan todos los problemas que conducen a esa situación y se dan informes para cambiar el fenómeno. Por desgracia, en un momento convulsivo en el país, el sueño tranquilo solo lo tienen esos ignorantes que creen que con solo soñar e invertir millonadas, pueden llegar a controlar un país. Dentro de sus sueños está la guerra sucia que se expande peligrosa en el país, y que advierte para que los sueños errados que nos están agrediendo, sean cuanto antes tomados en cuenta. Basta de deslinde oficial de los organismos electorales.
PARA ALGUNOS, AMLO NO SE METIÓ A FONDO CONTRA EL NEOLIBERALISMO
El sueño ha sido un elemento fundamental en los creadores. Primero sueño decía Sor Juana. Y miles lanzaron sus sueños en letras que parpadeaban mientras los autores se sumergían en un paraíso o en un infierno. Otros fueron prácticos y se lanzaron con esas letras al sueño final. Así se crearon los grandes clásicos de la literatura y del cine, uno de los cuales les quiero volver a traer: El sueño eterno de Raymond Chandler. En esa obra, el general Sternwood personaje central de El sueño eterno, se rodeaba de orquídeas que despedían un olor a corrupción como la que se enfrenta ahora, y Philip Marlowe detective de Chandler, luchaba contra esa corrupción en esferas como las policíacas, en donde el flagelo se resentía como parte de un descenso social expulsado de las altas esferas. Eso no fue visto por el brillante escritor como el sustratum de un sistema cuyo centro y pivote es esa corrupción. Él todavía confió en el idealismo de algunos representantes del capital, aunque conoció sus debilidades. Sin esa característica, la corrupción, el capitalismo en pleno desarrollo como lo conoció Chandler que no vio sus excrecencias en el neoliberalismo, no tendría una de sus razones de ser, sino la principal. Las críticas que algunos hacen al actual régimen en México, son esas, delimitar el poder a destrabar la corrupción, sin enfrentar el corazón del sistema. Otros defienden la postura, aunque hay cuestiones que casi al final del sexenio, consideran que podrían haberse enfrentado. Algunas con más profundidad en un país plagado de transnacionales con aliados locales, porque para ellos los cambios son limitados y se insertan en el mismo sistema.
LA OBRA DE CHANDLER SE CONCENTRA EN LAS FUENTES DE CORRUPCIÓN
Los muchos cuentos del escritor nacido en 1888 en Chicago, convertidos en novelas por el sistema de canibalización que él inventó, ya reflejan cual era la visión de un hombre que se educó en Europa principalmente en Inglaterra, cuya madre era de ese país. Díscolo, siempre inconforme, nadie pensó a su regreso del viejo continente y con trabajo en una petrolera, que se incubaba en él a uno de los grandes escritores, considerado el mejor en el género negro del siglo pasado. Antes de incursionar en la novela, ya había publicado varios cuentos en la revista famosa entonces Black Mask, ahora recuperados en varios libros como El lápiz y otros cuentos, Peces de colores, Asesino en la lluvia, Bay City Blues, entre otros. Escribió siete novelas y dejó una inconclusa, La historia de Poodle Springs, que fue terminada por el escritor Robert B. Parker. Sus novelas siempre giran en torno a un hecho
complejo en donde la corrupción tiene sus raíces, pero también la venganza, un sentimiento despechado y un amor oculto. No desdeña los secretos de las protagonistas femeninas, deslumbrantes en Adiós Muñeca ( Adiós para siempre preciosidad o Farewell) La dama del lago y en su novela fundamental El largo adiós. El asesinato y la trama tienen el brillo, no siempre pero muchas veces, del cerebro femenino. Marlowe y por ello el mismo autor, comprometen la amistad profunda y la decepción se manifiesta precisamente en El largo adiós, con la traición del protagonista Terry Lennox.
LAS ORQUÍDEAS DESTILABAN CORRUPCIÓN, DECÍA, EL GENERAL DE THE BIG SLEEP
El sueño eterno ( The big sleep, Penguin Random House 2014, entre muchas ediciones de varias editoriales), escrita por Chandler en 1939 fue su primera novela y la primera de sus obras, también, que fue llevada a la pantalla. Primera película asimismo del director Howard Hawks que la llevó al cine con el nombre de El sueño eterno en 1946 y que tuvo nada menos que a William Faulkner, como uno de sus guionistas. La historia es compleja con muchos personajes, pero el que da la pauta de lo que pasa en ese conglomerado, es el general Sternwood, un hombre poderoso, rico, pero que pasa buena parte en el invernadero de orquídeas, en un jardín, debido a su parálisis. El denuncia al principio de la novela ante un Philip Marlowe que ha contratado, que hay corrupción en su familia integrada por él y sus dos hijas y lo que lo rodea, pero el autor señala por su lado que el general no es ajeno a esa corrupción. Hawks presumió en su película que el no quería saber quien era el asesino de la trama; le interesaba hacer una película romántica con dos protagonistas notables Humphrey Bogart y Lauren Bacall, en pleno romance real. Estuvieron casados hasta la muerte del actor en 1958. Un año después murió Chandler. La novela ya aborda el tema filial que abordó Chandler en su novela La hermana pequeña, más adelante; la generosidad de las hermanas mayores que se inculpan para tratar de salvar a las hermanas pequeñas. Ambas, las pequeñas, con claras definiciones morales. En El sueño eterno, Carmen la hermana menor de Vivien, es en realidad la que mueve la trama con sus excesos y relaciones con personas del hampa que al final causan su descenso. Género negro como el que ahora tenemos, con oscuridad también en el centro de la historia, promesas de enfrentar al crimen y una movilización mediática que por desgracia no está a la altura de las plumas de Chandler ni de William Faulkner.