Libros de ayer y hoy
No se le puede negar a AMLO la voluntad política de la recomposición adquisitiva de los salarios mínimos durante su gobierno. Para el caso de la frontera, el avance fue 326 por ciento, y para el de los salarios mínimos en el resto del país fue de 182. Puede quedar muy satisfecho por ello. Y, en política laboral, sólo por ello.
Sería importante mencionar que la conciencia de la necesidad de incrementar los salarios vino de varios frentes antes de 2019.
Miguel Mancera desde el Gobierno capitalino, fundamentando de manera relevante Salomón Chertorivsky, su secretario de Desarrollo Económico, e imposible pasar por alto la demanda de la Coparmex, de los patrones en el país, para que ello sucediera. ¿Quién lo iba a imaginar? ¡Los patrones reclamando aumentar los salarios mínimos!
La decisión de ir por una recomposición del poder adquisitivo del mínimo, tenía terreno fértil para extender una férrea decisión del Presidente entrante, como finalmente resultó.
Nadie puede negar que el Mandatario mexicano le metió ganas al tema. Y si esas ganas las hubiera invertido también en recomponer las políticas hacia la creación de empleo, quizá los números maravillosos que dan lustro al incremento a mínimos hubiesen podido extenderse al combate contra la informalidad, porque en eso casi no ha habido cambio.
En 2018, mes de noviembre, 30.6 millones de personas activas jugaban en el terreno de la informalidad económica, 56.7 por ciento de la población ocupada. En marzo de 2024 son 32.5 millones ese ejército, 54.3.
El número de informales crece en 1.9 millones, aunque es importante señalar que en el periodo noviembre de 2018 a marzo 2024, un total de 8 millones 190 mil mexicanos se incorporaron a la fuerza en posibilidades de tener una función productiva.
Se incorporaron 8 millones 190 mil mexicanos en posibilidad de trabajar, y si medimos el registro de trabajadores inscritos en el IMSS en el mismo periodo, tendremos que un total de 1 millón 831 mil 419 mexicanos se encontraron en el registro del Seguro Social como trabajadores activos y formalmente considerados, tanto por la autoridad fiscal como del propio IMSS.
No parecen muchos si tomamos en cuenta que ocho millones 190 mil se incorporaron a la posibilidad de trabajar.
Bajo ese parámetro, el ritmo de creación de empleo bajo los registros del IMSS en ese lapso de tiempo fue de 28 mil 615 trabajos agregados promedio en los 64 meses del periodo que comprenden los datos. No parece algo digno de festejar, sinceramente.
El desempleo ha bajado de 3.3 por ciento en noviembre de 2018 a 2.3 por ciento en marzo de 2024. Teóricamente en México ya existe el pleno empleo. ¿En serio?
Patrones también hay más. En noviembre de 2018 había 2 millones 593 mil, y en marzo de este año 3.1 millones. Del total de población en activo en términos económicos, pasamos de 4.8 a 5.3 por ciento. Hay más patrones, pero si queremos ofrecer empleo a ritmos que el país reclama, tendríamos que experimentar una creación promedio de al menos 100 mil mensuales, con la idea de poder sumar al ejército de trabajadores a los nuevos valores que se agregan en la economía a la edad de trabajar.
Algo tendríamos que hacer. Al menos analizar por qué en México el ejército de la economía informal poco decrece. No sabemos qué no hacemos bien, o qué debiéramos dejar de hacer para que se genere más empleo, pero sobre todo que se genere en la formalidad y no en la parte informal de la economía.
Es posible que ello no pueda corregirse en un solo sexenio, pero una gran aportación al país hubiese sido analizar el tema y sobre las evidencias tomar decisiones que hagan que nuestra economía mejore. No es concebible que, contando con el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, así como el intercambio comercial que ha implicado, nuestros recursos naturales, que son vastos, los más de 11 mil kilómetros de litoral, no seamos capaces de atraer más inversión extranjera que las que aprovechan otras naciones que no cuentan con estas ventajas.
Le aplaudimos pues al Presidente por su voluntad política en la recomposición del poder adquisitivo, pero después le damos vuelta a la página. Mucho que hacer que ya no se hizo.