Arropan miles último Grito de AMLO
Mi querida amiga y colega Bertha Fernández, hija del inolvidable periodista Bernardo Fernández Monreal, conocido cariñosamente como “Macharnudo”, me relató una sentida anécdota, que enmarca la esencia humanitaria de su padre.
Alberto Carbot Macharnudo y yo, hasta su muerte, ocurrida el 24 de abril de 2002, compartimos fuertes lazos. Durante muchos años —los últimos de su productiva vida—, él colaboró en la revista Gente Sur, La revista de México, a mi cargo.
Su declive físico dio inicio 2 años antes en Madrid, cuando fue asaltado en Lavapiés, un barrio cargado de historia y diversidad, que también ha sido escenario de episodios oscuros que manchan su vibrante reputación.
Las calles estrechas y antiguas del distrito español que alguna vez fueron refugio de artistas y bohemios, pueden convertirse en laberintos peligrosos al caer la noche.
Fue en una de estas calles donde él sufrió un brutal asalto a manos de una pandilla de adolescentes árabes.
A sus casi 90 años, el ataque no solo le dejó lesiones físicas, sino también una profunda herida emocional, que marcó el inicio de su inevitable declive.
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