¡El martes triunfará la República Democrática!/Alejandro Moreno
Aquí lo he dicho decenas de ocasiones y hoy obliga volver al tema.
En política y en el ejercicio del poder “no hay casualidades sino causalidades”.
Y viene a cuento porque apenas el pasado domingo atestiguamos un mensaje macabro del crimen organizado, lanzado a muchos gobiernos que inician; sean gobiernos municipales, estatales o el federal.
Mensaje que obliga preguntar: ¿Serán capaces de defender al ciudadano frente al crimen organizado, si ninguno de los tres órdenes de gobierno puede proteger a sus policías?
Pero la tragedia es mayor cuando el caso que nos ocupa es el primer mensaje mortal del crimen al nonato gobierno de la Claudia Sheinbaum.
Y es que, como seguramente muchos saben, el pasado domingo fue asesinado –a sangre fría y por la espalda–, un joven policía de alto rango que, a lo largo de la jefatura de gobierno de Sheinbaum y Batres, se encargó de investigar la mayoría de los casos criminales sobresalientes.
Se trata de policía Milton Morales, brazo derecho del futuro secretario de Seguridad Pública en el gobierno federal, Omar García Harfuch quien, a su vez, también ha sido víctima de por lo menos un atentado a su vida.
Milton Morales era uno de los policías más capacitados para perseguir y aclarar crímenes de alto impacto, como el atentado a la vida del periodista Ciro Gómez Leyva y como el secuestro y asalto a la casa del cantante español, Miguel Bose, entre otros.
Según los primeros reportes oficiales, el policía asesinado había acudido a la casa de familiares, en el estado de México y, en el trayecto bajó de su automóvil para comprar comida. En ese momento un hombre se aproximó por la espalda y le disparó repetidamente en la cabeza.
Llama la atención, en primer lugar, que a pesar del alto rango policial de Milton Morales, la víctima viajaba sin escolta y, en segundo lugar, queda claro que era vigilado y que era seguido por los matarifes, ya que testigos declararon que los matones viajaban en dos automóviles y en una motocicleta.
Es decir, que a partir del modus operandi queda claro que se trató de “un trabajo” bien planeado y ejecutado por profesionales del crimen, a sueldo.
Y ahora las preguntas de rigor.
¿Por qué el objetivo fue Milton Morales?
¿Cuál es el mensaje que manda el crimen organizado al nuevo gobierno en construcción?
¿A quien le incomodaba la llegada de Milton Morales a los primeros círculos de la secretaría de Seguridad Pública Federal?
¿Por qué un policía de tal importancia no viajaba con la escolta obligada, a pesar de su rango y responsabilidad?
¿Cómo se enteraron los matones que Milton Morales era uno de los policías más capacitados, si se trataba de un servidor público de bajo o nulo perfil mediático?
¿O será que Milton Morales fue “puesto” por policías de la propia corporación en la que trabajaba?
Para empezar, está claro que no se trató de una casualidad, sino que matarifes tenían más que claro el objetivo.
Es decir, que los autores intelectuales del crimen decidieron impedir la llegada al nuevo gobierno federal, de uno de los mejores policías en los últimos tiempos; un investigador al que difícilmente podían sobornar.
En otras palabras, resulta que, en los hechos, las bandas criminales también tienen voz y voto en la designación del gabinete de seguridad de la espuria Claudia Sheinbaum.
Idéntico modus operandi del crimen organizado en municipios y entidades federativas, en donde las mafias deciden a quien poner y a quien quitar en los gabinetes de seguridad.
Y ay de aquel que se atreva a impedir que las policías municipales, estatales o el federal estén bajo control de las mafias del crimen, porque entonces se multiplicarán los “mata-policías”.
Ese es el mensaje de fondo; un mensaje ejemplar para que todas las corporaciones y todos los efectivos policiacos entiendan quien mandará en el nuevo gobierno federal.
Y sí, la presidenta espuria y su primer círculo entendieron el mensaje, al extremo de que, a pesar de la tragedia política y social que significa el crimen de Milton Morales, a pocos les importó condenar el crimen, esclarecerlo a fondo, dar con los autores materiales e intelectuales y, sobre todo, mandar un mensaje ejemplar desde el poder contra el crimen.
Total, parecen decir en el gobierno saliente de AMLO y en el entrante de Claudia: “qué más da la muerte de un policía más”, en un gobierno que ya resulta campeón del mundo en el asesinato de policías.
Pero lo más grave es que si López Obrador y Claudia Sheinbaum no pueden proteger a sus policías, ¿imaginen si serán capaces de defender a los ciudadanos, como es su obligación?
Esa es la verdadera tragedia.
Al tiempo.