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Morelia, Mich., 19 de octubre, 2017.- Gran polémica ha ocasionado el inicio del servicio de Uber en Morelia y Uruapan; desde luego por parte de las organizaciones de transportistas que lo consideran una competencia desleal, también de algunos usuarios que desconfían de los servicios de esa franquicia y hasta de las autoridades que señalan que la empresa no cuenta con el permiso correspondiente.
Sin embargo, la competencia no es mala, al contrario, puede representar una buena oportunidad para que los taxis tradicionales mejoren sus servicios y sobre todo que se permita a los usuarios elegir libremente a quien habrá de transportarlos.
De entrada, es lógica la preocupación de los concesionarios y choferes que hasta ahora han sido la única opción para los usuarios de Morelia y Uruapan, pero el hecho de que el primer día en que Uber empezó a operar en Michoacán se haya saturado la demanda del servicio, deja un claro mensaje de que los pasajeros buscan afanosamente otras alternativas.
Si bien es cierto que la situación económica actual complica que todas las unidades sean nuevas o estén en buen estado, también lo que es que hay aspectos que no cuestan dinero como traerlas limpias, que los choferes ofrezcan un buen trato; que no manejen como locos, que se apeguen a las tarifas establecidas y que no aturdan al pasajero con la música a todo volumen o con conversaciones inapropiadas o hasta impertinentes.
Y qué decir del servicio de radio taxis, en muchas ocasiones deja mucho que desear el trato que dan las operadoras que contestan los teléfonos, al grado de que muchos usuarios prefieran recurrir a una aplicación en los móviles, en lugar de llamar varias veces hasta que se dignan contestar la llamada y recibir los malos tratos de la persona al otro lado de la línea.
Es de entenderse la preocupación de los trabajadores del volante que ven en riesgo sus ingresos, pero no puede dejarse de lado que las organizaciones de transportistas han venido actuando históricamente como verdaderas mafias y que han sido utilizadas como botín político.
Por eso considero que es bienvenida la competencia, aunque sin dejar de lado la preocupación de que puedan generarse situaciones de violencia. Ojalá que no sea así.