Teléfono rojo/José Ureña
La Revolución de Octubre y el Partido Comunista Mexicano
De acuerdo al antiguo calendario juliano, Rusia celebra el 25 de octubre el centenario de su gran Revolución. Para el resto del mundo basado en el calendario gregoriano, la fecha caería el 7 de noviembre. Independientemente de las fechas, Rusia lanza al mundo su júbilo por aquel estallido contra la dominación zarista y en medio de triunfos, desgajos, cuestionamientos, ataques, guerras frías y la presión neoliberal, el gran país y muchas de las repúblicas que integraron la antigua URSS, están de fiesta. Y con ellas los partidos comunistas que quedan en el mundo y los muchos comunistas integrados a otros organismos o aquellos sin partidos que creen en la doctrina marxista. Si nos atenemos a la historia de los partidos comunistas del continente, estos definen su configuración a partir de la Revolución de octubre de 1917, si bien con anterioridad ya había partidos socialistas. La gran influencia que tuvo en el mundo el triunfo del marxismo-leninismo en Rusia, impactó a la comunidad internacional y un nuevo concepto de estado se empezó a promover a partir de la doctrina comunista. El primero en cambiar su nombre en América Latina fue el Partido Comunista Mexicano (PCM), que se había formado en 1911 con el nombre de Partido Socialista Obrero. Su nuevo nombre surgió en noviembre 1919. Muy cerca, en 1912, se formó el Partido Obrero Socialista de Chile, que cambió su nombre a comunista en 1922. El partido socialista de Perú creado por José María Mariátegui en 1928, también cambió su nombre poco después. Brasil tuvo el suyo en 1921, Uruguay y Guatemala en 1922, Ecuador en en 1926, Costa Rica y Venezuela en 1931 y Puerto Rico en 1934. Mas reciente es la creación del Partido Comunista de Cuba en octubre de 1965, después del triunfo de su revolución. Otros se fueron dando de acuerdo a diferentes fechas, pero el caso del Partido Comunista de América (CPUSA) de Estados Unidos respecto al cual al parecer había una invitación de Lenin, se dio antes que el del PCM, en septiembre de 1919 pero el partido del norte tardó dos años, hasta 1921 en transición. Todos estos partidos tienen historias convulsivas de persecución, de luchas, de clandestinidad, de muertes y cárcel de militantes y su destino ha sido diferente ante las nuevas etapas. El CPUSA, organismo perseguido y estigmatizado por el macartismo, curiosamente nunca fue ni ha sido declarado ilegal. El PCM sufrió similares avatares, pero si fue declarado ilegal en 1929 por Pascual Ortiz Rubio, rescatado a la legalidad por Lázaro Cárdenas de 1935 a 1940 y ese mismo año enviado a la clandestinidad por Ávila Camacho. Actuante a partir de centenares de células comunistas, en la que se encontraban – clandestinos-, importantes intelectuales, científicos, escritores, pintores, poetas, periodistas, llegó a tener miles de militantes en todo el país. Se le ligó a los grandes muralistas. Su influencia, subrepticia en muchos casos por su clandestinidad, se dio en los sectores obrero y campesino y en el ámbito intelectual ante todo. Fue uno de los primeros en poner énfasis en la atención al medio indígena. Muchas de sus premisas y postulados están insertos y reproducidos en leyes, sin que la élite priista reconozca esa influencia. Subsistió a lo largo de varios gobiernos priistas con similares persecuciones que llegaron a su climax en el movimiento del 68, con la matanza de Tlatelolco, hasta 1979, cuando tras la promulgación de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), fue registrado como partido con el mismo nombre. Obtuvo entonces su primer municipio comunista en Alcozauca, Guerrero y 18 diputados por representación proporcional. Desapareció y con el la historia más antigua de los partidos comunistas en México, en noviembre de 1981 cuando cumplía 62 años. En la memoria de su dirigencia y militancia, se mencionan personalidades como Hernán Laborde, Vicente Lombardo Toledano, José Revueltas, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, entre muchos. Influyente en la clase obrera, el PCM fue puntal en la creación de grandes centrales, como la CTM, antes de que ésta cayera en las garras corporativistas del priismo. Para sobrevivir y mediante políticas de alianzas con otros partidos, se subsumió en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), mas tarde en el Partido Mexicano Socialista (PMS), para llegar al actual Partido de la Revolución Democrática (PRD). La vida interna de ese partido tampoco fue fácil, hubo escisiones, rompimientos y su relación con la URSS definió respecto al mexicano una postura de independencia sobre todo ante la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968. Hubo propuestas que criticaban la influencia estalinista que había predominado en otras décadas. Hay diversos libros y documentos que analizan la trayectoria de este partido, pero la militancia leyó, aprobó y cuestionó ( entre ellos Enrique Semo) La historia del Comunismo en México ( Grijalbo 1985), del que fue coordinador y coautor su secretario general durante 18 años, Arnoldo Martínez Verdugo. El Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS A.C.) , editó en 2014 junto con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, Los congresos comunistas. México 1919- 1981. Esta recopilación tiene en sus archivos los documentos de todos sus congresos volcados en 2 tomos, 1031 páginas con 55 documentos de 20 congresos por tomo, que vale la pena explorar para conocer como dio vida e influyó en México el Partido Comunista Mexicano, puntal de la gran Revolución de Octubre de 1917.