PRI, oposición firme/ Alejandro Moreno
LA TRANSICIÓN MEXICANA QUE ESTÁ EN MARCHA
Edna Jaime, directora de México Evalúa, identifica tres transiciones que han ido modelando al México del siglo XXI.
La primera, fue el paso de menos Estado a más mercado, “abrirnos al mundo, apostarle al libre comercio, al capitalismo global. A esa primera transición le debemos un sector exportador pujante, empresas de origen nacional potentes en mercados globales e inversión foránea en el país como nunca se había visto”. (Nexos Nº 481. Enero 2017).
Señala que las libertades de la apertura económica desbordó lo político, lo que llevó a la segunda transición: “Pasamos así de un modelo cerrado, de partido único, a construir una democracia multipartidista… surgió el pluralismo y la competencia por el poder a través de elecciones… Con todos sus defectos fuimos capaces de construir instituciones electorales confiables…” (ibid)
Señala que ambas transiciones fueron posibles porque había un consenso básico entre nuestras élites: “no podemos seguir así. No podíamos seguir con el modelo de economía cerrada dando tumbos de crisis en crisis. No podíamos tampoco seguir fingiendo que éramos una democracia con un partido dominante…” (ibid)
Edna, cierra: “México hoy está tratando de dar una tercera transición, con misión de construir Estado. La esencia de nuestro atraso está en la falta de un Estado democrático de derecho…” (ibid)
Proyecta ese Estado, con instituciones fuertes, capaces de castigar al delincuente, proteger al ciudadano, limitar el abuso de poder político y económico y sujetar a todas las personas al imperio de las mismas leyes.
El enfoque de Edna, estemos de acuerdo o no, plantea la necesidad de contar con instituciones fuertes, el asunto es que en la actual coyuntura tanto nacional como internacional o global, debe entenderse que hay que fortalecer las instituciones y si hay que sustituir, las nuevas tienen que crearse con una amplia participación social.
En cualquier caso, y de acuerdo o no, lo cierto es que el mundo transita hacia una nueva ola de Reformas Estructurales de Tercera Generación, descartando el falso dilema entre Estado y mercado, ya que el Estado está, tiene que estar, debe estar presente en el mercado.
Todavía más, no se habla de dos actores, sino de tres: Estado, Mercado y Sociedad.
Edgar Jiménez, investigador de la Universidad Iberoméricana, sostiene: “vivimos una transición histórica similar a la que se dio en el pasado en el que surgió el Estado moderno europeo, el capitalismo y la ciencia…” (México y América Latina en el siglo XXI).
Jiménez sentencia: “Lo que está en juego es una lucha por la redefinición del proyecto anterior agotado y la emergencia de otro… es la articulación entre dos mundos: el tradicional y el moderno.” (ibid)
La construcción del nuevo mundo pasa por la nueva organización del trabajo, con las tecnologías de comunicación y con la nueva institucionalidad política. Las sociedad se transforman en sistemas más complejos, cuyos procesos parecieran autorregularse al margen de lo político. Los partidos y organizaciones se ven desbordados por la globalización y la internacionalización de los mercados y los tres: la globalización, los mercados y la democracia, se hallan en fase de reconstrucción.
El escenario es harto interesante, en medio de nuestros nubarrones de violencia, corrupción e impunidad, que en mucho se reducirán si efectivamente damos paso a lo que Edna identifica como nuestra tercera transición: construir entre todos, el Estado democrático de derecho.
Por ello nuevamente insistir en que es necesario mantener y perfeccionar la Reforma Educativa, para fortalecer la Educación Pública, de donde egresen mexicanas y mexicanos que lean, escriban, convivan día a día con las matemáticas y sean actores y agentes de su propio cambio y crecimiento, y con ello, del país.