¡El martes triunfará la República Democrática!/Alejandro Moreno
La primera agresión al analista político y ex presidente del Instituto Electoral de Tlaxcala ocurrió hace cuatro sábados. Un cobarde sujeto lo atacó por la espalda, golpeándolo en la cabeza.
Le causó una tremenda herida, y seguramente lo dio por muerto. Patricio quedó inerte. Minutos después familiares y amigos lo atendieron. Si Patricio no fuera un hombre con una gran condición no habría resistido tan artero ataque.
Pertenece a un linaje sin medias tintas. Por eso sus análisis en e-consulta y en Política-Tlaxcala tienen tanta aceptación.
Seguramente pisó callos, hirió susceptibilidades, exhibió la mediocridad de algún político.
Pero estamos en Tlaxcala, uno de los estados más seguros del país. Esto que ocurrió a Patricio apunta en sentido contrario.
Para desgracia del desalmado que ordenaría la agresión Lima no sucumbió. Estoy cierto que este analista tiene un gran trecho para seguir señalando alimañas.
De nueva cuenta
Ocurrió el pasado fin de semana.
Patricio se acercaba al arco de bienvenida en Altzayanca a bordo de su auto.
De súbito sonaron tremendos truenos. Eran disparos. El medallón de su compacto se reventó. Las láminas acusan los efectos de los plomazos.
Describir ambas agresiones me causa gran indignación.
¿Por qué el ensañamiento contra un portador de la verdad en el micrófono?
Esto no debe quedar impune. Se trata de una segunda agresión. La primera usó la fuerza bruta. Esta, un arma de fuego. No quiero pensar en una tercera agresión, mucho menos que pudiera ser de graves consecuencias.
Las autoridades no pueden quedar cruzadas de brazos. Me consta que Patricio Lima Gutiérrez es un hombre probo. Eso sí, duro e implacable, siempre asido de la razón.
No está solo. Muchos intentamos ser Patricio. Hacemos una lucha diaria por estar informados y compartimos nuestras ideas con el público.
Ambas agresiones ocurrieron en Altzayanca, ¿acaso es tierra sin ley?
¿Por qué tiene que haber semejantes injusticias para que nos caiga el veinte de la impunidad?
Insisto, muchos somos Patricio.