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SOLIDARIDAD, QRoo, 13 de agosto de 2019.- No cabe duda que la inteligencia y dedicación del hombre también sirve para realizar acciones positivas, como es el caso de dos biólogas marinas que han logrado frenar el temible Síndrome Blanco en el mar de la Riviera Maya, que amenazaba con matar a todos los corales.
Ambas son parte del proyecto de restauración Coralisma y han frenado de 15 a siete por ciento, el blanqueamiento de las estructuras de unos 700 ejemplares de coral y les han dado poder para resistir el estrés marino.
Los primeros árboles de PVC de Coralisma están en el arrecife de Playa del Carmen, en Chenzubul, en el municipio de Solidaridad.
En lo que es su primera fase del plan de restauración que comenzaron en diciembre de 2018, las biólogas Isabela Ríos y Marina Garmendia implementaron una técnica que aparentemente es fácil y que ha dado resultados sorprendentes.
Las biólogas cuelgan trozos de coral en árboles hechos de PVC, ese material que se usa en las instalaciones de agua potable y que es relativamente barato.
Con el PVC aprovechan completamente la luz solar, lo que refuerza el genotipo de cada coral y le ayuda a adaptarse y combatir el estrés marino, ya que son extremadamente sensibles.
Cuando comenzaron el proyecto observaron que casi todos los corales sufrían blanqueamiento, pero encontraron unos medianamente sanos, de los cuales tomaron pequeñas muestras para colocarlos en una granja hecha con árboles o estructuras de PVC.
Sorprendentemente, observaron que los corales responden y en su granja el blanqueamiento se ha reducido de 15 a siete por ciento porque, explican, los corales casi blanqueados se han ido recuperando.
En sus árboles marinos de PVC se colocaron trozos de coral de entre cinco a siete centímetros, y a ocho meses, los corales han crecido hasta más 20 centímetros sin blanqueamiento.
La idea es dejarlos hasta 30 centímetros, un tamaño idóneo para soportar el estrés por daño humano, temperatura o corrientes para ser replantados en sus lugares de origen.
Los pequeños fragmentos de coral van creciendo hasta 30 centímetros, si son 70 se generaran 700 ejemplares que tras alcanzar el tamaño ideal, se sembrarán en el mar.
Las biólogas explican que al ser plantados, éstos realizarán por sí mismos una selección natural y los de mejor genotipo, crecerán sanos y más fortalecidos.
“De esos tomaremos fragmentos para ponerlos en los árboles de PVC y ayudarlos a evolucionar hasta que puedan soportar sin problema el estrés marino y defenderse del Síndrome Blanco”, explicaron, en lo que es una labor de mucha paciencia, pero con resultados completamente satisfactorios.