Capacita SMA a Personal de Ecología de los Municipios en Medio Ambiente
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de enero de 2019.- La temporada de observación de ballena gris, en la Reserva de la Biosfera (RB) El Vizcaíno localizada en Baja California Sur, inició el pasado 15 de diciembre.
Hasta el momento se han observado, en la Laguna Ojo de Liebre 21 crías, 21 madres y 32 ballenas solitarias, para dar un total de 74 ejemplares.
En la Laguna San Ignacio se observaron cinco ballenas solitarias, dando un total de 79 individuos.
Los monitoreos semanales que año con año realiza la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) dieron inicio el pasado 14 de enero y concluirán en el mes de abril, en las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, localizadas dentro del perímetro de esta Área Natural Protegida (ANP).
Su objetivo es registrar el número de individuos que se concentran en ambas lagunas durante la temporada invernal, así como su distribución. Ojo de Liebre es una laguna costera hipersalina con una extensión aproximada de 36 mil 600 hectáreas.
Los márgenes de la laguna están formados por dunas inestables, salitrales, matorral halófilo y marismas.
Presenta ecosistemas de tipo lagunar costero marino, siendo los más representativos los canales de marea o planicies intermareales.
La Laguna San Ignacio posee una extensión aproximada de 17 mil 500 hectáreas.
Posee un canal natural con una profundidad de 6 metros y de 680 metros de ancho.
Alrededor de 4 kilómetros arriba de punta Bronaug, donde la laguna se ensancha, el canal se extiende por un área de 2 km2, alcanzando profundidades de entre 9 y 14 metros.
Debido a estas condiciones de batimetría, temperatura y salinidad, cada año las lagunas que conforman esta RB reciben a las ballenas que migran y arriban a sus aguas para el apareamiento, nacimiento y crianza de ballenatos.
En 1993, la Reserva de la Biósfera (RB) El Vizcaíno fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es considerada el mejor sitio del mundo para la reproducción y crianza de ballena gris, así como una de las ANP con mayor superficie del planeta.
Los monitoreos y censos se realizan a bordo de embarcaciones menores, en las cuales se coloca a cada lado (estribor y babor) un observador que tiene una línea de visión perpendicular a la línea de navegación, el cual señala las ballenas que son avistadas con ayuda de binoculares de alcance de 8×50.
Esta especie, sujeta a protección especial en nuestro país de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, viaja alrededor de 12 mil kilómetros en aproximadamente tres meses para llegar a aguas mexicanas para su apareamiento y reproducción.
La longitud máxima de la ballena gris hembra es de 15 metros y para un macho es de 14.3 metros.
Llegan a alcanzar un peso de hasta 33 toneladas. Al nacer, la longitud promedio de los ballenatos es de 4.5 m y cuentan con un peso de 500 kilogramos.
En su primera fase, los ballenatos se alimentan directamente de leche materna. Una vez que terminan su periodo de lactancia, las madres enseñan a sus crías a raspar el fondo para obtener otro tipo de alimentos como crustáceos y peces pequeños que se encuentran en los pastos marinos.
En México, la Conanp realiza acciones de conservación de la ballena gris, entre las que destaca la implementación del Programa de Conservación de Especies en Riesgo (Procer), su participación en acciones de vigilancia con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría de Marina (Semar) y la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca).
Además de su colaboración en los comités de vigilancia participativa conformados por pescadores, ejidatarios, pequeños empresarios y sociedad civil organizada, así como los monitoreos y censos semanales, entre otras acciones.
El comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Andrew Rhodes Espinoza, invitó a disfrutar de la belleza de este espectáculo natural de manera respetuosa y responsable, acatando las indicaciones del personal especializado e hizo un llamado a promover un ecoturismo sustentable que mantenga el balance entre la presencia humana y la conservación ambiental, en la que los prestadores de servicios y los turistas interactúan en un ámbito de cultura ecológica y respeto ambiental.