CIUDAD DE MÉXICO, 16 de febrero de 2018.- Al final de los 15 kilómetros de esquí de fondo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang, el recibimiento más caluroso lo tuvo el mexicano Germán Madrazo, de 43, que cruzó la meta con una enorme sonrisa y una bandera de su país. Lo abrazaron y lo subieron a hombros Pita Taufatofua, el esquiador de Tonga que lució el torso desnudo y cubierto de aceite en la ceremonia inaugural, y el marroquí Samir Azzimani. Madrazo había terminado el último, en la posición 116, a casi 26 minutos del vencedor, el suizo Dario Cologna, que invirtió 33 minutos y 43 segundos en colgarse su tercer oro consecutivo.
De acuerdo a la información de El País, se menciona que Madrazo no se había puesto nunca sobre unos esquís hasta que ya tenía 42 años, en enero de 2017, con poco más de un año por delante hasta la cita olímpica de estos días en Corea del Sur, donde ha integrado la pequeña delegación mexicana de cuatro deportistas.
Madrazo (Querétaro, 1974) fue un niño que soñaba con ser nadador. Compitió en torneos nacionales organizados en las instalaciones del Comité Olímpico Mexicano y se dedicó a los triatlones. Pero en 2014, con los Juegos de Sochi en marcha, se preguntó por la ausencia de mexicanos en el esquí de fondo. Se puso como meta clasificarse a Pyeongchang, para lo que tuvo que vender sus bicicletas de competición, y pedir préstamos para competir en Europa. Fue en Islandia donde aprendió a desplazarse sobre la nieve.