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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de octubre de 2019.- El nuevo etiquetado frontal en alimentos y bebidas preenvasados no será medida suficiente para enfrentar el sobrepeso, obesidad y diabetes en el país, pues son problemas complejos y multifactoriales, afirmó Carlos Labastida Villegas, director del Programa Universitario de Alimentos (PUAL) de la UNAM.
De acuerdo a un comunicado, todas las partes involucradas en la cadena alimenticia deben trabajar para buscar una solución, aseveró Laura Beatriz Montes de Oca Barrera, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).
El etiquetado es sólo un elemento dentro de la fase de consumo, pero hay otros que demandan atención.
Se deben tomar decisiones en distintos ámbitos y niveles, como promover la salud alimentaria en las escuelas, impulsar programas en contra de la vida sedentaria y revisar los mecanismos publicitarios que favorecen la compra de alimentos y bebidas preenvasados, dijo Labastida Villegas.
También es necesario involucrar más a la sociedad en la toma de decisiones de consumo, pues “finalmente cada individuo decide qué comer o beber”. El director del PUAL subrayó que aspectos como la producción, poscosecha, distribución, y transporte hacia los centros de venta y consumo, reclaman el establecimiento urgente de una política alimentaria nacional, integral y coordinada.
Refirió que en nuestro país se mantiene en estado de emergencia epidemiológica con relación a estos padecimientos, pues según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, siete de cada 10 adultos tienen sobrepeso u obesidad, así como tres de cada 10 niños y cuatro de cada 10 adolescentes.
Ambientes obesogénicos Laura Beatriz Montes de Oca Barrera resaltó que esta problemática sólo ha sido enfrentada desde una óptica económica, y no de salud pública.
“Los gobernantes deberán asumir el costo político de implementar medidas regulatorias efectivas para transformar los ambientes obesogénicos en saludables”, dijo al dictar la conferencia, “Regulación de comida chatarra en México: ¿gobernanza o simulación?”.
En tanto, los empresarios deberán responsabilizarse del costo económico al “cambiar una receta basada en la lógica de la competencia y la ganancia ilimitada”. A su vez, los consumidores deben informarse responsablemente y adquirir productos que no dañen su salud.
“Todas las partes involucradas deben trabajar para construir soluciones que favorezcan a todos”, insistió. Etiquetas claras Labastida Villegas destacó que el exceso de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans y sodio tienen gran impacto en el sobrepeso y la obesidad.
El sodio, por sí solo, incide en problemas de hipertensión arterial, que pueden causar trastornos cardiovasculares.
Si determinados productos o bebidas son altos en esos elementos, unos sellos dispuestos al frente de los envases se lo informarán al consumidor de manera sencilla y directa.
“De esta manera, será consciente de que el consumo más o menos constante le puede ocasionar, a la larga, problemas de salud, y así decidir si los compra o no, sin necesidad de hacer un análisis detallado de los gramos de cada nutrimento que contiene”, explicó.
El universitario reiteró que no es suficiente hacer más comprensible la información del etiquetado, “hay que promover la salud alimentaria en las escuelas por medio de la divulgación del llamado plato del bien comer, impulsar la actividad física, disminuir el tamaño de las porciones, revisar los mecanismos publicitarios que favorecen la compra de alimentos y bebidas preenvasados, e involucrar más a la sociedad en su conjunto y a cada individuo en particular”.
Estas medidas están orientadas a alcanzar la salud de la población, con especial atención en la niñez y la adolescencia, finalizó.