INAH dona arte tlaxcalteca para exposición en España 2025
A sus cincuenta y tres años Sofía Celorio Mendoza todavía era capaz de despertar pasiones. Culta, universitaria, pintora surrealista reconocida; dueña de un cuerpo esbelto, facciones afiladas y de unos ojos verdes que destacaban como los de un gato en la oscuridad sobre su piel morena clara, figuró primero en los círculos culturales; luego ocupó la página roja de los diarios sensacionalistas; pintó y dio clases de pintura en la cárcel; y después de su libertad continuó pintando y escribiendo hasta su muerte.
Su vida la dedicaba al yoga, a la filosofía, a la pintura y a la cotidianidad social. Antes de cumplir 20 años tuvo un primer matrimonio, unión calamitosa que acabó en divorcio y de la cual nació Claire Diericx. Luego casó con Juan Francisco Bassi, un superviviente de la aristocracia porfirista mexicana (sospechoso de haber asesinado a su primera mujer para quedarse con su dinero) y de quien tuvo un segundo hijo, Franco. Fue conocida por su nombre artístico: Sofía Bassi, apellido de su segundo marido.
Claire Diericx hermosa y delicada, alentada por su madre estudió pintura con los mejores maestros en México, en Italia y en Bélgica. Codeándose con lo mas rancio de la aristocracia italiana terminó casándose con el conde Césare d¨Acquarone 20 años mayor que ella. En ese entonces el conde tenía 58 años, cinco más que su suegra.
Fanático de la cacería, la luna de miel fue un viaje dedicado a la caza mayor en África; con el conde Claire tuvo una hija: Chantal.
El matrimonio, con su hija y con la madre de Claire, se estableció en una lujosa villa del exclusivo fraccionamiento Las Brisas, en Acapulco. Y allí, el 2 de enero de 1966 el conde d´Acquarone apareció flotando en la piscina con cinco balazos en el cuerpo. La misma Sofía Bassi llamó a la policía a la que contó una ingenua historia: el arma se había disparado mientras se la mostraba al conde; no había habido testigos.
Las hipótesis periodísticas de la época indicaron que Claire habría asesinado a su marido tras encontrarlo abusando sexualmente de su hermano menor, Franco. Sofía se habría hecho cargo del crimen para que su hija, que sólo tenía 30 años, no fuera a la cárcel.
La versión del accidente fue descartada desde un principio por la policía; no había forma de que, manipulando el arma se le hubieran escapado cinco balas. Su hija Claire se negó a que se le hiciera la prueba de la parafina (entonces no se practicaba en México la de Harrison) hasta dos días después de cometido el crimen.
La pintora sostuvo su versión del hecho durante todo el juicio en el que todo estaba encaminado a que el crimen del noble italiano quedara impune. La relación de los Bassi con la justicia mexicana era muy estrecha pero los d´ Acquarone no estaban dispuestos a abandonar la causa. Aunque se opusieron a que el cadáver fuera cremado y exigieron una nueva investigación las cosas no cambiaron demasiado. No se logró descubrir (ni probar) quien había asesinado realmente al conde pero sí una sentencia condenatoria para Sofía ya que ella sostuvo siempre la autoría del crimen. Recibió una condena de once años de cárcel..
La mujer fue alojada en la enfermería de la cárcel de Acapulco y allí, siempre vestida de blanco y sonriente, se dedicó de lleno a la pintura. Sus obras eran rematadas para fines de caridad. Recibió la visita de artistas y creadores famosos como Alberto Gironella, Francisco Corzas, Rafael Coronel, del entonces muy joven José Luis Cuevas e incluso de David Alfaro Siqueiros, quienes colaboraron en la creación del primer mural de la Bassi, pintado en la cárcel y que ahora se expone en la Presidencia Municipal de Acapulco.
Aunque la sentencia fue de once años, Sofía Bassi permaneció presa sólo cinco dado que gracias a buenos oficios de amigos influyentes mexicanos y extranjeros, quedó libre en 1971
El conde d´Acquarone era miembro de una muy conocida familia de la nobleza italiana, muy vinculada al poder y activa participante en la lucha contra el fascismo. Incluso su padre estuvo relacionado directamente con la ejecución de Benito Mussolini. Y una de las preguntas que fueron y vinieron en las redacciones de los diarios fue que ¿por qué Claire no se divorció en lugar de matarlo?. Muchos lo explicaron basándose en el contrato pre nupcial.; si Claire se divorciaba perdía la fortuna del conde y quizás lo que a ella le importaba más: se quedaría sin su título de condesa; en cambio, al ser viuda nada de eso ocurriría.
De manera que Sofía Bassi, al declararse culpable del crimen, no sólo salvó a su hija de ir a prisión, sino que le salvó la herencia, el nombre, su título nobiliario y la fortuna para ella y para su hija.
Sofía Bassi murió el 11 de septiembre de 1998 a los 85 años de edad. Su hija, la bella y dulce Claire, tiempo después del fallecimiento de su madre, intentó suicidarse ingiriendo una buena cantidad de somníferos; no tuvo éxito pero los barbitúricos le ocasionaron que quedara ciega de por vida. Se especula que dejó una carta en donde explicaba lo ocurrido en Acapulco aquel enero de 1966, pero la carta nunca fue encontrada. Claire falleció a los 67 años, en 2005.