Ernesto Martínez Elorriga/ Quadratín Debate
Morelia, Mich., 25 de diciembre, 2016.- “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siembre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, donde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años”.
Así inicia la novela El amor en los tiempos del cólera del escritor colombiano Gabriel García Márquez. Sus obras han sido traducidas a decena de idiomas y millones de ejemplares vendido en todo el planeta. Pero nadie de los latinos mejor para entenderlo, sobe todos los mexicanos que hemos vivido y seguimos viviendo en el realismo mágico.
El Gabo falleció en abril de 2015. Sin duda era una extraordinaria persona, así lo definían quienes lo conocieron, además ideológicamente rico, porque no todos los escritores tienen pensamiento crítico. Recordando un poco lo que dijo el escritor argentino, Jorge Luis Borges que se autodefinía como una persona ideológicamente pobre de pensamiento derechista, un genio sin duda, formado en biblioteca, García Márquez era 100 por ciento del pueblo y con una formación literaria de alto nivel. Por lo más importante fue su imaginación y capacidad de creación.
Publicó Cien años de soledad en 1967. Para muchos su mejor novela. García Márquez vivió mucho tiempo en México, y fue admirador del escritor mexicano Juan Rulfo, también integrante de ese género que algunos llamaron realismo mágico. Quien haya leído esta novela, recordará a Macondo como los mexicanos hemos imaginado a Comala, la hacienda de los muertos de la novela Pedro Páramo, de Rulfo.
El colombiano escribió libros como La hojarasca, La mala hora, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, entre otras. Su trabajo en diarios se encuentra reunido en varios tomos en la serie Obra Periodística desde 1948 hasta 1984. Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982 e integrante del llamado “boom” latinoamericano, junto a Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y José Donoso. Gabriel García Márquez es uno de los principales representantes del realismo mágico, que él mismo definió como la ruptura de la frontera entre lo real y lo mágico. Es sin duda un deleite leerlo, orgullo colombiano y latinoamericano.
Aun sin conocerlo muchos mexicanos le tenemos estimación, porque además de ser un genio en la literatura fue un gran ser humanos.