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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de mayo de 2017.- La captura de Dámaso López Núñez, El Licenciado, deja al Cártel de Sinaloa aún más debilitado, pero al mismo tiempo aumenta el riesgo de fragmentación, un recordatorio de que la lucha por el poder de este grupo criminal está lejos de terminar.
Sin embargo, desde la perspectiva del Centro de Investigación de Crimen Organizado, Insight Crime, el arresto de quien solía ser la mano derecha de Joaquín El Chapo Guzmán Loera y su posible extradición complican las posibilidades para consolidar un mando.
Además de las divisiones internas, la Fundación dedicada al estudio de la principal amenaza para la seguridad nacional y ciudadana señala que “la organización debe enfrentar al Cartel de Jalisco Nueva Generación y carece de líderes experimentados.”
Según Insight Crime, el líder que queda de la vieja guardia del Cártel, Ismael El Mayo Zambada, al parecer está enfermo y quizá no es un posible sucesor, por lo que la organización queda en manos de una nueva generación que no ha logrado demostrar que puede moverse en el medio criminal mexicano con la misma destreza que sus predecesores.
Cártel de Sinaloa, ¿qué le espera?
Con la caída de El Licenciado, Insight Crime cuestiona: ¿qué condujo a su captura y qué le espera a la gran organización narcotraficante que actualmente se encuentra en decadencia?
De acuerdo a lo informado por el director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República (PGR), Omar Hamid García Harfuch, Dámaso López es originario de Sinaloa y operaba en su estado natal así como en Baja California Sur.
Los informes de inteligencia indican que él también ha mantenido conexiones en países productores de droga como Colombia y Perú, así como en Panamá, considerado como país de tránsito.
En el perfil de El Licenciado, la evidencia sugiere que estuvo buscando la manera de llenar el vacío de poder que dejó la captura de El Chapo, antes de que él mismo fuera capturado.
En febrero de 2017, Insight Crime refiere que presuntamente intentó asesinar al líder de otra fracción del Cártel de Sinaloa, El Mayo Zambada, como también a dos de los hijos de El Chapo, pero el ataque no tuvo éxito.
“El incidente hizo creer a las autoridades que El Licenciado está luchando por un lugar en la cima del Cártel de Sinaloa, lo cual lo pondría en conflictos con otra fracción de la organización. Este factor pudo haberlo llevado a su captura”, se infiere.
Según se informa que el hijo de El Licenciado, Dámaso López Serrano, alias Mini Lic, está siguiendo los pasos de su padre, comenzando a involucrarse en el narcotráfico desde una temprana edad y empezando a liderar una célula de jóvenes en Sinaloa, quienes se llamaban a sí mismos Ántrax.
El Centro de Investigación apunta que células rivales del cártel se están enfrentando mutuamente, mientras otras importantes organizaciones de narcotráfico en México están tratando de entrar a territorios que estaban bajo el control de El Chapo.
En este contexto, “la captura de El Licenciado en la Ciudad de México —y su evidente deseo de ser visto en público— sugiere que creía tener suficiente protección de los políticos o de las autoridades policiales, o quizá de ambos.”
También se cree que El Licenciado tuvo un enfrentamiento con los hijos de El Chapo después de que éste fuera capturado nuevamente en 2016, y se alió con otras fracciones del cártel en contra de la familia de Guzmán Loera.
Presuntamente, hay la sospecha de que El Licenciado estuvo detrás del ataque a la casa de la madre de El Chapo en junio del año pasado, así como del secuestro de los hijos del capo sinaloense en el mes de agosto.
“Aún no se sabe si esta rivalidad tuvo algo que ver con la captura de El Licenciado. Pero el Cártel de Sinaloa, y El Chapo en particular, han demostrado ser hábiles para corromper a los funcionarios del Estado y utilizar dicho poder para atacar a los amigos que los han traicionado”, polemiza Insight Crime.
Aunado a lo anterior, el arresto de El Licenciado coincidió con la liberación de Miguel Ángel Guzmán Loera, uno de los hermanos de El Chapo de una prisión de máxima seguridad, donde estuvo recluido durante 11 años por lavado de dinero.
En el análisis se advierte que los obstáculo que la nueva generación de narcos enfrenta son mucho mayores, dada la fragmentación de los grandes cárteles del país y, al menos, las 45 organizaciones criminales activas en México, nueve de las cuales son grandes grupos, mientras que el resto se componen de disidentes y pandillas, como lo confirmó la propia PGR.