Refuerza IMSS atención a leucemia en menores
Morelia, Mich., 24 de marzo.-Reiteradamente escuchamos discursos de funcionarios federales y locales que aseguran que son buenos los resultados en contra del crimen organizado. No obstante la violencia no sede. A veces se percibe cierta tranquilidad pero cuando menos lo esperamos nuevamente hay más ejecuciones en diferentes puntos del país.
Fue el caso de nuestra compañera corresponsal de La Jornada en la capital del estado de Chihuahua, Miroslava Breach Velducea, quien fue asesinada de ocho impactos de arma de fuego cuando salía de su casa. Más de dos décadas de trabajar en La Jornada, En todo este tiempo documentó las violaciones a derechos humanos; la presencia y abusos de la delincuencia hacia los sectores más desprotegidos, como el despojo de tierras. Escribió sobre el tema de la narco política.
En el lugar de los hechos, el agresor dejó una cartulina que señalaba el presunto motivo: “por lengüona”. En menos de un mes fueron asesinados los periodistas: Ricardo Monluí Cabrera en Veracruz; Cecilio Pineda en Guerrero y Miroslava en Chihuahua. En los últimos 15 años en Michoacán han sido ultimados al menos seis periodistas.
Lo más cruel es que no existe ninguna forma para proteger a este gremio, pero más aún cuando la impunidad es casi al 100 por ciento.
Ha transcurrido más de una década de que inició la guerra contra el narcotráfico y no hay resultados contundentes. Más elementos de seguridad, más armamento, más capacitación y cientos de discursos, pero en los hechos los avances son temporales, esporádicos, pero no se ha ido al fondo del problema. A veces creemos que es normal que todos los días mueran personas en manos de criminales. Lo irónico es que en general, México es un país rico donde hay muchos pobres y era para que por lo menos viviéramos con tranquilidad.
Van nuestras condolencias y solidaridad para los familiares de Miroslava. También nos sumamos a la exigencia de que se esclarezca el crimen y se castigue a los responsables.