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CIUDAD DE MÉXICO, 31 de Diciembre de 2018.- En el mundo se vive una etapa compleja para las relaciones internacionales, con tendencias hacia poderes personalistas y nacionalistas, y el surgimiento de movimientos de extrema derecha. Esos fenómenos, junto con el conservadurismo, no se pueden evitar, y serán los desafíos en materia de política exterior del gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Manuel Martínez Justo, director de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM, indicó que la nueva administración federal deberá entenderse con todas las naciones y regiones, incluida América Latina, sumamente divida por posiciones político ideológicas: Argentina y Brasil en la derecha y extrema derecha; Bolivia, Venezuela y Ecuador en la izquierda; y al norte el poder personalista de Donald Trump al frente de Estados Unidos.
El Ejecutivo federal tratará de tener buenas relaciones con todos, y procurará recuperar el liderazgo de México en Latinoamérica, consideró el doctor en Ciencias Políticas y Sociales, y maestro en Comercio y Finanzas Internacionales.
En ese sentido, las señales han sido propicias. Ejemplo de ello es que Trump envió a la toma de posesión de López Obrador a su hija Ivanka Trump -“muy cercana a él y a quien escucha”–, y al vicepresidente Mike Pence. “Eso, y su mensaje de felicitación, hablan de la intención del mandatario estadounidense de estar cercano a México, de una buena disposición para la relación bilateral”, opinó.
Martínez Justo, expresidente y ahora miembro del Consejo de Honor de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales, resaltó que es positivo que vinieran a la toma de posesión jefes de Estado de casi todos los países centroamericanos, y que se acercaran naciones que habían estado distantes, como Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Además, consideró, el manejo político con el Presidente Nicolás Maduro fue correcto: discreto, sin poner en el escaparate al mandatario venezolano.
Centroamérica ha enviado señales de cercanía y signos de que considera a México con un papel de liderazgo para resolver los problemas de la región. Esto se concretó el mismo 1 de diciembre, con la firma del Plan de Desarrollo Integral que firmaron los dirigentes de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, con miras a trabajar en un esquema que atienda algunas de las causas del problema migratorio.
El universitario precisó que la migración no tiene que ver sólo con el aspecto económico, sino con asuntos políticos y de democratización, que propician que la gente no se sienta a gusto en sus lugares de origen.
“Si se trabaja, Centroamérica puede ser una región que vaya hacia el futuro con mayor dinamismo económico, y se evitarán, en parte, los flujos descontrolados de población migrante”.
Con la presencia del rey Felipe VI, también se intuye que España tiene como una prioridad a México, así como Portugal. “Eso habla bien de la cercanía del mundo iberoamericano”, añadió el también miembro del Consejo de Honor de la Red Académica de Comercio y Negocios Internacionales.
No obstante, abundó, se echó de menos la presencia de los presidentes de Chile, Argentina y Brasil. Naciones como Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia ni siquiera mandaron a un representante, aunque tienen inversión y comercio importantes en nuestro país. También en Asia son relevantes China, Japón e India, pero sólo el gigante asiático envío a su representante.
El director de la FES Acatlán remarcó que hacia el norte, “la preocupación es cómo manejar la relación con EU y cómo integrar en ese esquema a Canadá. Nuestra apuesta siempre debe ser el multilateralismo: frente a la Unión Americana, hacemos más fuerza con los canadienses que cada uno por su lado”.
El viaje del canciller Marcelo Ebrard a Washington al segundo día del nuevo gobierno, demuestra la prioridad que tiene para México la relación con el vecino del norte en temas como migración, seguridad y control de la frontera, comercio e inversión.
Respecto a la reciente firma del tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), indicó que a diferencia del TLCAN sólo hay una coincidencia de intereses, pero no se trata de un camino conjunto hacia la integración. Desde esa perspectiva, el nuevo gobierno tendrá que avanzar paulatinamente, sobre todo frente a EU, hacia la integración regional.
“Hasta ahora, con ayuda de un cuerpo diplomático bien formado y profesional, se observa una política exterior adecuada hacia América Latina y América del Norte; que considera como aliados a España y Portugal para su vinculación con Europa, pero que tendrá que trabajar para buscar nuevas alianzas y conciliar intereses con países más conservadores”, finalizó el especialista.