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CIUDAD DE MÉXICO, 12 de mayo de 2019.- Un millón de especies están en peligro de extinción; tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos terceras de los océanos han sido impactados por la actividad humana, advierte el informe histórico de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios del Ecosistema (IPBES, por sus siglas en Inglés).
Destaca que hoy se registra 10 veces más contaminación por plásticos desde 1980, lo que evidencia que el soporte de la naturaleza que sostiene nuestra economía, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida, está en deterioro.
De acuerdo a un comunicado de la Máxima Casa de Estudios, el documento agrega que la naturaleza disminuye a tasas sin precedentes en la historia de la humanidad, y la extinción de especies se acelera; por lo que son probables graves impactos en la humanidad.
Los factores más trascendentes en esta situación son el incremento de la población mundial y el aumento de la producción agrícola.
Esto según la primera evaluación global del estado de la naturaleza y sus consecuencias para la sociedad, del IPBES, preparada por 145 expertos de 50 países durante los últimos tres años, con base en 15 mil fuentes científicas y gubernamentales.
De acuerdo con el reporte, de seguir con los patrones actuales no será posible cumplir con los objetivos Aichi sobre conservación de la biodiversidad para el 2020, ni la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sustentable para el 2030. Sin embargo, también enfatiza que no es demasiado tarde para revertir estas tendencias.
Además, sostiene que es indispensable una transformación profunda, una reorganización sistémica que abarque factores tecnológicos, económicos y sociales, así como un cambio en nuestros valores, visiones y paradigmas.
El IPBES fue creado en 2012, después de años de negociaciones, durante los cuales México jugó un papel fundamental a través de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio). A través de las gestiones de Conabio, 34 expertos han participado como autores y 52 como revisores de los productos de la plataforma.
Por parte de la UNAM, Julia Carabias; Rodolfo Dirzo, quien ha coordinado la supervisión de las revisiones a dos capítulos de la Evaluación de la Américas; Rodrigo Medellín; Patricia Balvanera, coordinadora del capítulo sobre las causas del cambio en la biodiversidad para la evaluación global, líder de la evaluación sobre los Valores de la Naturaleza y de la Unidad de Soporte Técnico que la impulsa, en colaboración con CONABIO; Eduardo García Frapolli y Leticia Merino.
También, Antonio Díaz de León, de la Profepa; y Adriana Flores, de la Universidad Iberoamericana (quienes han sido miembros del Comité Interdisciplinario de Expertos).
Factores que contribuyen al deterioro Un factor importante del deterioro, se reporta en la evaluación, es el aumento en la producción agrícola: tres veces desde 1970.
Por otra parte, el 23 por ciento de los suelos del planeta están degradados, lo que reduce y amenaza la producción de alimentos en el futuro.
Entre 1980 y 2000, el 50 por ciento de la expansión agrícola fue a costa de los bosques tropicales que albergan la mayor biodiversidad, siendo los impulsores más importantes de estos cambios la expansión pecuaria en América Latina, y la producción de Palma de Aceite en Asia.
Otro elemento es el aumento de la población a nivel global: en los últimos 50 años, la cantidad de personas que habitan el planeta ha crecido al doble; en consecuencia, la economía global ha aumentado cuatro veces y el valor del comercio internacional 10 veces, de tal manera que ahora se extraen más materiales de la naturaleza que nunca antes.
“Hoy extraemos 60 miles de millones de toneladas al año, lo que equivale en peso a 100 mil barcos de carga”, explicó Eduardo García Frapolli, uno de los autores de la evaluación global del IPBES.
La cantidad de plástico que se desechan a los mares ha aumentado 10 veces desde 1980.
Más de 300 toneladas de metales pesados, sustancias tóxicas, desechos agrícolas e industriales llegan cada año a los mares, causando al menos 400 zonas muertas en áreas costeras, aquellas en las que no pueden vivir los organismos, cubriendo un superficie al menos del tamaño de Gran Bretaña.
Mundo más inequitativo “El mundo está cada día más interconectado pero también es cada vez más inequitativo” afirmó Patricia Balvanera.
En los países desarrollados cada individuo consume cuatro veces más materiales al año que quienes viven en los menos desarrollados, y hay todavía más de 800 millones de personas que no cuentan con seguridad alimentaria.
Las naciones en desarrollo basan su crecimiento económico en la exportación de productos agrícolas, pecuarios, pesqueros, forestales y mineros, mientras que la conservación de la biodiversidad aumenta con mayor rapidez en los desarrollados.
“No todos los habitantes del planeta tienen el mismo nivel de responsabilidad sobre estos cambios, tampoco sufren sus consecuencias de la misma manera”, afirmó Leticia Merino, también autora de la evaluación global.
Algunos de los grupos más vulnerables son los indígenas y las comunidades rurales locales, cuyos conocimientos y medios de vida están estrechamente ligados a la naturaleza y cambian rápidamente.
Mientras tanto, unos cuantos actores controlan grandes capitales, con impactos enormes sobre actividades como la agricultura, las pesquerías o la minería.
La degradación de la naturaleza, junto con estas inequidades, contribuyen a los más de dos mil 500 conflictos ambientales registrados en este momento en el planeta.
Los 132 países miembros están conscientes de que estas transformaciones no serán sencillas y enfrentarán oposiciones de quienes se benefician del status quo, pero es necesaria esta oposición para lograr mantener la vida en el planeta.
El reporte sobre de la Evaluación Global fue aprobado en la 7ª sesión de la plenaria de IBPES, que se llevó a cabo recientemente en París, Francia. Éste es el primer reporte intergubernamental de esta naturaleza.