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CIUDAD DE MÉXICO, 11 de febrero 2018.- El Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame) criticó el proceso de precampañas que concluye este domingo, por la falta de claridad en el manejo de recursos públicos por los partidos políticos y lo que definió como un “hartazgo electoral” por la falta de austeridad y transparencia.
Ahora que finaliza el período de precampañas, que arrancó el 14 de diciembre pasado, los partidos políticos comienzan un proceso para la designación oficial de candidatos, quienes “a través de tres coaliciones principales, disputarán la principal joya de la corona electoral”, refiere la editorial dominical de la Iglesia Católica.
“La reflexión es necesaria para conocer qué tan beneficioso ha sido este período –al que se sumará el de las campañas formales– en el que se ha atiborrado de dimes y diretes a los votantes, mediante una verdadera simulación electoral que defrauda el propósito de campañas cortas y baratas. Desde diciembre, salvo por un breve periodo de veda, el bombardeo de spots y anuncios en medios se llevó a cabo de tal forma, que estuvimos expuestos a una campaña plena que contraviene dichos propósitos de la Reforma Electoral, que plantea austeridad y transparencia”, criticó la Iglesia.
De acuerdo con las cifras de la misma autoridad electoral, refiere el Siame, del universo de cargos a disputarse, además de los aspirantes a la Presidencia de la República, están registrados 95 para ser senadores y 695 para ocupar una curul en San Lázaro. Hasta enero de este año, sólo 19 habían realizado operaciones de ingresos y egresos. 1.7 millones de ingresos, contra 6.2 millones de gastos.
“La mayor opacidad se verifica entre las coaliciones presidenciales. Hasta enero pasado, habían registrado más gastos que ingresos, reportando un excedente de 4.5 millones de pesos. Según el Instituto Nacional Electoral (INE), había ingresos por apenas 660 mil pesos, y gastos por casi 5.1 millones”, apuntó.
“Este galimatías demuestra, además, que el INE es una autoridad desdentada y débil, que tiene encima una maraña casi imposible de deshacer de forma pronta y expedita por el bien de millones de personas hastiadas de una farsa democrática y de un aparato electoral groso, que exige más y más dinero, mientras el votante soporta la inflación diaria y el repunte de precios que siguen impactando la magra y empobrecida economía de las familias mexicanas”, agregó.
La Iglesia acusa al sistema electoral mexicano de favorecer “este irracional dispendio de recursos”, en tiempos de transmisión que buscan sólo el impacto mediático, que los principios de sobriedad, transparencia y equidad sin simulaciones y que “fue reducido a un mero impacto a la masa amorfa de votantes, que no le ha quedado más que ser una destinataria pasiva de mensajes huecos, sentimentalistas, vacíos y sin objetivos en pro el bien común”.
La editorial refiere que este “hartazgo” puede causar apatía en la población, debido a la ausencia de propuestas concretas, sólidas y reales para “sacar del atolladero a nuestro país, y mejorar la condición de vida de incontables ciudadanos que viven en zozobra, angustia e incertidumbre. En definitiva, la clase política se aleja cada vez más de nuestras sufrientes realidades”.
“Ante este panorama de incertidumbre, no son aceptables respuestas evasivas ni demagogias estériles. Si se quiere erradicar el hartazgo, las campañas políticas deben ser atractivas en cuanto a propuestas relacionadas con el bien común, y sobre todo transparentes, para que finalmente deje de ser sólo un morboso ejercicio de pérdida de recursos. La prioridad de los partidos y coaliciones no son ellos mismos, son las personas concretas, de carne y hueso, con alma y espíritu. Un ser humano no debe ser más un botín electoral”, concluye la Iglesia.