Alerta Mazatlán por quemadores en playa
· Diego perdió hace menos de un mes a su primo, cuando murió no lo dejaron verlo debido a la pandemia y al funeral sólo se permitió la entrada a 5 personas.
· Melchor, al igual que decenas de foráneos en la Ciudad de México, remató sus muebles para poder irse a su estado y pasar el confinamiento con su familia.
· El viaje que Bernardo tenía planeado en abril a Europa ya no llegó, pues la emergencia sanitaria cerró fronteras y canceló la movilidad entre países.
CIUDAD DE MÉXICO, 31 de octubre de 2020.- Como estas historias, millones de personas en todo el mundo perdieron a un ser querido, planes, o simplemente la sensación de libertad.
La pandemia de Covid 19 que comenzó a principios de 2020, no solo trajo muerte, también todo tipo de pérdidas, que desembocan en un duelo colectivo que todavía estamos viviendo en todo el mundo.
Y aún cuando la situación parece no mejorar en los próximos meses, en México la llegada del Día de Muertos es una ventana para acompañar este proceso y comprender estas pérdidas.
Laura Celma Rojas, psicóloga especializada en tanatología, afirma que la pandemia no únicamente ha traído muertes en cifras reales, pues familias enteras se han visto azotadas por este virus y el personal de salud se ha visto rebasado en sus recursos y capacidades.
«Nos tomó por sorpresa, la pandemia creo que nos ha puesto de frente a ver lo efímero que es la vida, enfrentar la propia muerte y la de nuestros seres queridos, incluso nos ha colocado en esta postura de ser como vectores de la muerte o ser como caballos de Troya de la muerte de nuestra propia familia.
Este duelo es similar al de un fallecimiento porque simbólicamente nos ha puesto en ese lugar, tristemente en algunos este miedo ha sido un miedo autocumplido, se ha llevado vidas, o incluso dentro de la misma dinámica de la familia donde había alguien enfermo y fallece en temporada de pandemia, la incapacidad de poder celebrar los rituales a los que estamos acostumbrados también la ha quitado», comparte la doctora en entrevista. Por ello, refiere que se trata de «un duelo colectivo y en esa pluralidad algunos llevan diferentes procesos, algunos muy clavados en la negación, otros en el regateo, otros con el trauma, pero al final es un duelo colectivo, porque todos, de mayor a menor grado hemos perdido cosas importantes: momentos, celebraciones, acompañamiento y muchas otras cosas más».
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