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CIUDAD DE MÉXICO, 1 de noviembre de 2017.- San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, es un pueblo que se distingue por su gente y sus tradiciones, pero últimamente, también, por las afectaciones derivadas del sismo del pasado 19 de septiembre, cuando decenas de casas resultaron severamente dañadas.
Tradicionalmente, los vecinos de San Gregorio, festejan la llegada de sus seres queridos el Día de Muertos, a los pequeños, los esperan desde una noche antes, abarrotando el panteón y llenándolo de flores y adornos, lo convierten en fiesta, pero este año no fue así.
El panteón que todos los años se llenaba de velas, ahora lució semivacío, apenas unos pocos grupos de personas pasaron la noche en el lugar arreglando las tumbas de los pequeños para preparar su llegada. Algunos otros, sólo arreglaron las tumbas y las dejaron, el festejo de toda la noche no se pudo hacer, algunos dijeron que fue por el temblor, muchos perdieron sus casas, otros sus negocios y quizá por eso no vinieron.
“Pues nosotros venimos cada año, si resultamos afectados por el sismo, como la mayoría del pueblo, pero teníamos que venir, la vida debe de continuar, no podemos quedarnos de brazos cruzados”, señaló una pareja que arreglaba la tumba de su familiar
. Con globos, juguetes y mucha flor de muerto, las tumbas en el panteón de San Gregorio quedaron ataviadas para recibir a los pequeños; pasada la media noche, algunos pasaban el rato en silencio, otros con música y platicas.
La tristeza por los que se fueron se siente, pero es más el júbilo por su llegada es mayor, pese a que la reciente tragedia apagó la alegría festiva del pueblo, éste poco a poco regresa a la normalidad.
Las calles de San Gregorio Atlapulco nuevamente comienzan a volver a la normalidad, los negocios que reanudan sus actividades cada vez son más.
El mercado opera de nuevo, aunque con algunos puestos afuera. El turismo en general en la delegación se vino a menos desde el sismo del pasado 19 de septiembre, aunque poco a poco el turismo ha regresado, se nota su ausencia, pues lo que era un día de fiesta en el panteón de San Gregorio, apenas alcanzó para no pasar inadvertido.
jo